Peregrinos a sus anchas
Dos rutas alternativas para hacer el Camino de Santiago sin el ajetreo ya del pasado año jacobeo, disfrutando de bellos parajes y un descanso confortable al finalizar cada jornada
No resulta ningún gran secreto de estrategia: cerrado el Año Santo Jacobeo 2010, la densidad de peregrinos rumbo a Compostela por senderos y carreteras desciende drásticamente. Tiempo para quienes gusten de recorrer el Camino, en coche o a pie (los más esforzados) con mayor soledad y recogimiento, tanto por el norte como por el sur de Galicia. Esta doble propuesta parte de León con destino a Santiago, con la posibilidad de conocer siete ciudades a fondo y disfrutar de un descanso más que confortable al cerrar cada jornada.
Un antiguo reino, a pie
DORMIR
» Hostal de San Marcos Pza. de San Marcos, León. Telf.: 987 237 300.
» Parador de Monforte (Plza. Luis de Góngora y Argote, Monforte de Lemos). Telf.: 982 418 484.
» Parador de Pontevedra (Barón, 19 Pontevedra). Telf.: 986 855 800.
» Parador de Cambados (Pº Calzada s/n, Cambados). Telf.: 986 542 250.
» Hostal dos Reis Católicos (Plz. Do Obradoiro, 1 Santiago de Compostela). Telf.: 981 582 200.
» Parador de Villalba (Valeriano Valdesuso s/n, Vilalba) Telf.: 982 510 011.
» Parador de Ferrol (Plza.do Contralmirante Azarola Gresillón, Ferrol). Telf.: 981 356 720.
León es el punto de partida de las dos rutas propuestas por ser una de las ciudades de referencia en el Camino de Santiago. Pasear por sus calles es sinónimo de historia y tradición. Para ello, en el casco viejo hay que visitar lugares tan emblemáticos como la Catedral de Santa María, la Plaza Mayor, el Ayuntamiento viejo y la Casa de los Botines o el Palacio de los Guzmanes. Además, si se decide seguir los restos amurallados de la Legio VII, se llega hasta la Basílica de San Isidoro, referente románico en el que se encuentra el Panteón de los Reyes de León. Las últimas energías del día son para entrar en el Hostal de San Marcos, monasterio y hospital del siglo XVI, con fachada plateresca, convertido en Parador Nacional para un merecido descanso.
Por la mañana, la ruta continúa hacia el oeste. Antes de abandonar tierras leonesas, merece la pena hacer un alto en localidades como Astorga. El devenir de la villa maragata, está marcada por la historia y la religión desde tiempos romanos, en los que fue conocida con el nombre de Astúrica Augusta. La plaza del Ayuntamiento presidida por la pareja de maragatos que tocan las campanas diariamente, la Catedral o el Palacio Episcopal, también conocido como Palacio de Gaudí, resultan visitas deslumbrantes, y si además el viajero va con algo más de tiempo, hay que lanzarse a por la ruta romana y conmemorarlo con un buen cocido maragato.
Desde allí, el camino se estira a lo largo de la comarca del Bierzo. El Castillo de los Templarios, la Casa Consistorial, la Basílica de la Encina o la Torre del Reloj son algunos de los hitos más destacados de Ponferrada, pero si hay un monumento imprescindible de verdad, ese es natural y eléctricamente rojizo. El paisaje de Las Médulas, en su origen explotación romana de oro, es de esos que jamás se marchan de la memoria. Una composición de intenso rojo tierra sobre puntiagudas laderas, estrechas cuevas y arcos naturales de roca, sobre el manto verde del valle. No resulta extraño entender, tras observarlo cinco minutos, que fuera declarado Patrimonio de la Humanidad.
Vino sacro en Monforte
Entre las riberas del Miño y el Sil, la capital de la Ribeira Sacra, es famosa por sus caldos lucenses con Denominación de Origen. Es en la parte más alta de la villa de Monforte, donde se encuentra el conjunto monumental integrado por la Torre del Homenaje, el Monasterio de San Vicente do Pino y el Palacio de los Condes de Lemos, el Parador de Monforte acoge al viajero con el sosiego de su claustro neoclásico de cantería, alcobas de corte moderno y gratificantes vistas. Recuperado el aliento, hay que escaparse fugazmente al menos hacia la Ruta del Románico Ferreira de Pantón, donde aguarda una prometedora combinación de monasterios, vinos D.O. y "aguas santas", o bien, si hay energías de sobra, un recorrido en catamarán por los Cañones del Sil.
Mesa puesta en Pontevedra
Al salir de Monforte la ruta se divide. Hacia el sur, busca una pequeña ciudad en pleno centro de las Rías Baixas para recorrer con calma. El casco antiguo de Pontevedra, uno de los más bonitos de Galicia, merece la pausa. Dentro se encuentra el Parador de Pontevedra, antigua residencia de los Condes de Maceda, distinguido, señorial, ilustre y que requiere la misma calma sentados a la mesa, el plato estrella de la casa lo exige: pastel de grelos y bambas regado con vinos de Ribeiro y tintos mencía.
Para favorecer la digestión la línea de costa está salpicada de poblaciones como Combarro, Sanxenxo, O Gove o La Toja, donde se mantienen inalterables sus centenarios hórreos y una buena mariscada aguarda al caer la noche.
El Parador del Albariño
El descaso integral así espera en el antiguo Pazo de Bazán, una mansión solariega frente a la ría de Arousa construida en el siglo XVII por un antepasado de la novelista Emilia Pardo Bazán, sobre la que se construyó el Parador de Cambados, también conocido como Parador del Albariño. Lo cierto es que la historia y los placeres espirituales quedan a un paso: en el barrio señorial de Fefiñáns se encuentra el pazo homónimo que acoge una de las bodegas más antiguas de la zona. Denominación de origen Albariño que el viajero está invitado a catar.
Santiago de Compostela, Ciudad Santa
Patrimonio Cultural de la Humanidad y meta de un largo recorrido para muchos. Los hitos imprescindibles para el esforzado caminante (y los turistas) son de sobra conocidos: Plaza del Obradoiro, la Catedral, especialmente a las 12 horas con la misa del peregrino, botafumeiro incluido... Pero quien no se pierde entre sus callejuelas, plazas, iglesias menores, conventos de granito, etc, no se irá conociendo la ciudad. Y si llueve y el granito está mojado, aún mejor. Tan gloriosa jornada se puede culminar en el Hostal dos Reis Católicos, Parador Nacional y hotel más antiguo del mundo.
Hacia el norte
Quienes en Monforte derivan hacia el Cantabrico arriban a capital de la comarca Tierra Chá. Vilalba forma parte de la Ruta de la Costa compostelana y destaca en su perfil el torreón del antiguo Castillo de Andrade, Condes de Vilalba, hoy reconvertido en Parador exclusivo de solo seis habitaciones. Hay sitio para muchos peregrinos más; el resto de alcobas se reparten a los pies de la torre en un edificio de piedra estilo pazo regional. A 70 kilómetros, si se dispone de coche o buenas piernas, bellos pueblos pesqueros se suceden en el litoral de las Rías Altas y la Costa Lucense, bañada por el Cantábrico. Y a unos cien, A Coruña.
Aires marineros
La última etapa por el norte visita la ciudad de Ferrol, orientada hacia el Cantábrico y la tradición marítima. Ajetreo de pescadores, astilleros que sobreviven, el muelle o sus frías playas, en la versión más lúdica. Merece la pena pasear por la cuadrícula callejera del Barrio de la Magdalena bajo las acristaladas galerías o acercarse al recinto del Arsenal militar, cuyas formas rectangulares y segmentos se rigen por la proporción del número áureo. El Parador de Ferrol no desentona y recrea en su imagen la esencia de una mansión gallega con magníficas vistas hacia el puerto. Además su restaurante ofrece platos tan exquisitos con el pulpo a la mugardesa, el rape a la coruñesa o la sopa ferrolana. De postre, la tarta típica de Ferrol. Así sí se puede caminar rumbo a Compostela...
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