Como parisinos en París

Levantarse un domingo por la mañana como en casa, ir de shopping en la calle Rosiers, tomar el brunch en la Place des Vosges, acercarse a un espectacular y poco conocido parque o deambular por el barrio más fashion con una baguette debajo del brazo son sólo algunas de las actividades que realizan los parisinos más branchés (adjetivo que utilizan tanto para calificar a las personas o lugares que van a la última o están de moda). Propuestas para descubrir el París de los lugareños viendo la torre Eiffel desde la ventana de la habitación.

En bici hasta casa

Una muy buena opción para sentirse como en casa en París es alquilar un apartamento. Así se podrá bajar a comprar un croissant recién hecho cada mañana. En esta página se puede elegir el alojamiento por distrito y barrio. Un apartamento de unos 50 m de diseño y con terraza para dos o tres personas, en pleno centro, en les Halles, durante una semana a finales de enero cuesta unos 500 euros. Una vez aquí, lo mejor es utilizar el transporte público, el sistema de alquiler de bicicletas lleva varios años funcionando con mucho éxito en la capital francesa, fueron unos de los pioneros, y está muy extendido. Se puede suscribir un abono de corta duración, para 7 días, en cualquier estación 'Vélib '. En su página web se pueden ver un mapa con todos los estacionamientos (la información se puede descargar en español e inglés) .

Una de compras y brunch

Una moda muy arraigada entre los parisinos más branchés es dedicar el domingo por la mañana a hacer compras en el distrito de Le Marais y terminar con un apetitoso brunch en la Place des Vosges, sin lugar a dudas, una de las más especiales de París. La calle Rosiers está repleta de comercios, y las tiendas de lujo y diseño conviven con tradicionales restaurantes. Desde 2006 es peatonal. Las paradas de referencia en esta mañana de shopping son en el número 8 donde se encuentra una tienda de la marca Kookaï y en The Kooples , en el número 31, ésta última es una de las más chic de la calle, ropa muy actual para él y ella, moda andrógina, moderna, francesa y muy urbana.

Otra calle perfecta para ir de shopping es la Rue Saint Croix de la Bretonnerie, se coge a espaldas del Museo George Pompidou, también en Le Marais y muy próxima a la Rue Rosiers. En esta calle que data del siglo XIII se mezcla arte, cultura y moda. En el número 7 se encuentra el teatro du Pint-Virgule, en el 11 una antigua sombrerería renovada, enfrente, en el número 8 está la tienda de segunda mano 'Free p Star', un lugar con mucho encanto para encontrar alguna estilosa ganga; a su lado el paraíso de los relojes más fashion, y justo en el número siguiente, una librería de esas en las que siempre gusta detenerse 'Les mots a la bouche'.

Se puede terminar una mañana de shopping con un brunch en la Place des Vosges, justo al lado de donde se encuentra la casa museo de Víctor Hugo, en el Café Hugo (número 22) ofrecen un menú por 16 euros donde no faltan las tostadas, la ensalada, los mejores quesos y charcutería, no hace falta reservar, pero quizás mejor llegar un poco tarde para estar seguro de encontrar sitio. A menos de 100 metros de la plaza en la calle Du pas de la mule se puede degustar otro fabuloso brunch con un surtido de pan y brioches espectacular en el restaurante 'Les bonnes soeurs'. Su precio es de 21 euros.

En las lomas de Chaumont

Hay vida fuera de la colina de Montmartre. En el distrito número 19 se encuentra el parque de las lomas de Chaumont, perfectamente comunicado en metro con las líneas 5 y 7. Este apacible lugar desde hace un tiempo, además de refugio de placidez, se ha convertido en uno de los espacios más de moda para los parisinos, desde que se abrió el restaurante de Rosa Bonheur , el Mimi Cantine. En primavera y verano hay un verdadero peregrinaje a esta cantina, rústica y acogedora, incluso, cuando hay mucha gente se pone una especie de valla que fija los límites de los que pueden entrar ese día en la cantina o tomarse una copa en el bar. El sábado es su día más especial y abre a partir de las 20 horas.

Pan, queso, vino y más

Para saborear París de verdad hay que hacer una parada en algún 'Bar á vins', los templos de los amantes de los grandes vinos. Son los lugares idóneos para comenzar la noche donde tomar un aperitivo a base de queso o pequeños platos típicos mientras se degusta alguno de sus inmejorables vinos. Un lugar poco frecuentado por los foráneos es 'Le baron rouge' en el distrito número 12 en la calle Théophile Roussel, 1. El ambiente aquí no para, clientes habituales y nuevos 'parroquianos' que eligen alguno de sus selectos vinos tintos. Los precios son razonables, el plato de queso o de charcutería cuesta entre 5 y 9 euros, las ostras frescas son buena compañía para un buen Sancèrre.

Otro lugar muy especial se encuentra en el chispeante barrio de Montorgueil, en el 32 de la Calle Etienne Marcel (parada de metro del mismo nombre) está el Café Lézard , un afterwork de lo más concurrido, su terraza está siempre llena tanto en invierno como en verano, un resto-bar distendido donde se puede empezar la noche antes de ir a cenar a algún lugar del animado barrio. No muy lejos de aquí, a tan sólo 5 minutos a pie se encuentra 'La fresque ', un restaurante con una excelente relación calidad precio frecuentada por lugareños. Su encanto radica en un servicio amable y una carta original donde la cocina francesa se marida con sabores de otros lugares, platos copiosos y sabrosos, se aconseja pedir alguna de sus ensaladas para compartir, la de paté es deliciosa, y dejarse aconsejar por los camareros. Un buen vino es el Chinon, 22 euros.