Sigue la línea amarilla
El asfalto se hizo mito (y destino) entre Chicago y Los Ángeles, pues la Ruta 66 no siempre acabó en el turístico muelle de Santa Mónica. Seis carreteras que recorren la diversidad paisajística estadounidense
"En el mapa de carreteras había una línea larga que se llamaba Ruta 6 y llevaba desde la misma punta del Cabo Cod directamente a Ely, Nevada, y allí caía bajando hasta Los Ángeles. Sólo tenía que mantenerme en la 6 todo el camino hasta Ely, me dije, y me puse en marcha tranquilamente".
No fue tan sencillo, claro. Un sólido chaparrón y el escaso tráfico de esta histórica ruta, que cruza de costa a costa Estados Unidos, le hicieron desistir de su tentativa autoestopista desde Nueva York. El plan B, según narra el propio Jack Kerouac al inicio de su célebre On the Road, fue un autobús de línea directo a Chicago, ciudad de inicio, precisamente, de la madre de todas las carreteras: la histórica Ruta 66.
01 El Bagdad Café sigue en pie
El asfalto se hizo mito (y destino turístico) entre Chicago y Los Ángeles, pues la Ruta 66 no siempre terminó en el muelle de Santa Mónica. Transitada carretera desde sus inicios, allá por 1927, canalizó la fuerte emigración de la Dust Bowl: miles de granjeros en busca de mejor fortuna en los campos de California, empujados por la cruda sequía y tormentas de polvo que arrasaron el centro del país en la década de los 30.
Illinois, Misuri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y California, cuyas soleadas playas la convirtieron en el camino predilecto para el turismo doméstico de los 50. Moteles y restaurantes de llamativo reclamo florecieron en su trazado, como el Road Runner, ahora enmudecido y abandonado entre Cadiz y Amboy, dos pueblos fantasmas del desierto de Mojave. Conserva el esqueleto de lo que fue una gasolinera y está en venta. Una inversión quizás arriesgada, aunque el espigado cartel de bienvenida, junto a la mismísima cuneta de la 66, al menos sigue en pie.
Las Autopistas Interestatales retiraron a la Ruta 66 de los focos, pero el rock, el cine, los moteros y los clubs de fans (que los hay) la rescataron del olvido eterno. El veterano trazado pide a gritos una manita de grava y alquitrán, pero conducir el tramo californiano que une Neddles y Barstow, repostar en Roy's (auténtico diner de carretera) o continuar hasta Newberry Springs y el Bagdad Café, cinematográfico bar de carretera, permite paladear todavía el genuino poso que conserva tan mítica lengua de asfalto.
02 'Coast to coast'
Cuando Jack Kerouac era un joven escritor ávido de viajes y experiencias eligió "una línea larga que se llamaba Ruta 6" para su primer gran periplo hacia el oeste. Más tentadora imposible: era la más larga de Estados Unidos y conectaba Provincetown (Massachusetts) con Long Beach (California). Actualmente lo sigue siendo, pero la bautizada como Grand Army of the Republic Highway en honor a una asociación de veteranos de la guerra civil americana, conforma sobre todo el gran recorrido escénico del país.
Seis mil kilómetros de costa a costa que recorren la gran diversidad paisajística de los states: "En Nueva Inglaterra transcurre por carreteras que un día fueron usadas por los soldados coloniales. Cruza los montes Apalaches en Pensilvania y toca los Grandes Lagos antes de dirigirse hacia las ciudades y campos del corazón de América. Escala las Rocosas en Colorado, serpentea por los cañones de Utah y abarca los desiertos de Nevada". La síntesis es de Joe Hurley, quien la recorrió ¡a pie! en 2004: desde el Atlántico hasta el Pacífico en ocho meses.
Entonces el recorrido terminaba, oficialmente, antes: entre 1964 y 2007 el californiano pueblo de Bishop sustituyó al final original de Long Beach. Pero gracias al empeño de la Route 6 Tourist Association (www.route6tour.com) la ruta volvió a ser, hace unos años la más larga de los Estados Unidos. De costa a costa, literalmente.
» www.heritagedocumentaries.org/Route6
03 La espalda de California
La calle principal de Bishop recuerda a un pueblo del oeste americano. Lo concentra todo: moteles, diners, improvisados conciertos de country en sus aceras y hasta el Rusty's Saloon para tragos y cerveza de barril al caer la noche. Un auténtico gustazo para el viajero que se adentra en la Highway 395, que recorre la llamada espalda del estado dorado. Desde la frontera con Canadá hasta Los Ángeles, atraviesa tres estados e inicia un tramo fascinante en Carson City, como frontera entre las dos Californias: la verde de la Sierra Nevada, y la desértica de Death Valley y la llanura de Mojave.
La 395 bordea las aguas alcalinas del Mono Lake (www.monolake.org) y sus peculiares tobas calizas que brotan de la superficie. El Mar Muerto de California, en palabras de Mark Twain, es el segundo lago más antiguo del país. A un paso, en Lee Vining, se puede tomar la Hwy 120 hacia los alucinantes paisajes de Tuolumne Meadows. Lagos de montaña como el cristalino Tenaya, verdes praderas con montañas de fondo y panorámicos desfiladeros como el Tioga Pass, carretera de acceso a esta región norte del Parque de Yosemite, solo transitable en verano. Con los fríos queda sepultada bajo la nieve.
De regreso a la escénica 395, la tónica montañosa (y majestuosa) continua hasta Bishop, a través del Inyo National Forest. Primero frente al entorno de June Lake Loop y el Pico Carson, y posteriormente en paralelo a las afiladas puntas del Monte Mammoth y Reds Meadows. Más al sur todavía, Lone Pine refuerza el papel de frontera paisajística de esta highway: a un lado, el Monte Whitney reina entre los picos más abruptos de la Sierra Nevada; al otro, el ondulante asfalto de la Hwy 136 conduce hacia el desértico Valle de la Muerte.
04 De norte a sur
Aunque oficialmente empieza en Arizona, aún es posible comenzar la ruta 89 en el que fue su lugar de origen hasta 1992, en el desértico pueblo mexicano de Nogales, y terminarla a las puertas de Canadá, en el Glacier National Park. La ruta 89 está considerada como una de las mejores rutas para cruzar el país, al menos si se pretende hacerlo de norte a sur. Una histórica vía que atraviesa los estados de Montana, Wyoming, Idaho, Utah y Arizona a lo largo de un paisaje repleto de autenticidad, o no. Y es que lo que la ruta 89 ofrece al conductor no es más que el recorrido por las típicas postales de paisajes norteamericanos abandonados que la industria de Hollywood tan bien ha sabido reflejar en sus películas.
Desde los amarillentos y desérticos cañones del Colorado Plateau al verde del Yellowstone National Park, la ruta 89 es una senda de contrastes a lo largo de la cual se tiene la oportunidad de pisar hasta siete parques nacionales, empezando en México y terminando el viaje en las Montañas Rocosas. Pero el viaje sólo acaba cuando uno quiere, ya que se puede seguir la senda en Canadá, donde pasa a llamarse Alberta Highway.
Una visita casi obligada de esta ruta es la del Lago Powell, una inmensa acumulación artificial de agua rodeada de piedra roja retenida gracias al ingenio del hombre con el cual se ha levantado la segunda presa más grande del famoso río Colorado y posiblemente la más popular del país: Glen Canyon. De 216 metros de altura, esta presa hoy asienta sus muros de hormigón en la misma tierra que un día poblaron indios nativos americanos.
05 La arteria de la costa este
La carretera norte-sur más larga de la costa este tiene nombre y apellido: Interstate 95. Además de superar los 3.000 kilómetros desde Miami y a la frontera canadiense (en el estado de Maine), se trata de la autopista interestatal que atraviesa más estados de todo el continente. De escaso tráfico, es posible rodar a lo largo de hasta 15 estados diferentes sin abandonar su asfalto y el paseo incluye visitas tan sugerentes como las ciudades de Florida, Nueva York, Filadelfia, Boston o Washington.
Como todas las interestatales, su objetivo es conectar el país, proporcionando una vía con la que cubrir rápidamente grandes distancias. No obstante, el conocido como "Sistema Nacional de Interestatal y Carreteras de Defensa" también fue ideado, como su nombre indica, para proporcionar una vía de rápida movilidad para vehículos militares. Pero más que por un hipotético encuentro con un tanque, en la I-95 hay que andarse con mucho ojo con la aguja del velocímetro. En junio de 2010 un estudio realizado por el departamento norteamericano de seguridad vial declaró esta carretera como la más peligrosa del país por culpa de su alto porcentaje de percances: sólo a su paso por el estado de Florida se producen 1,73 accidentes de tráfico de media por cada milla recorrida.
06 Ballenas en Pacific Higway
Comenzando (o terminando) en el Golden Gate de San Francisco y atravesando toda la región central del Big Sur, preciosa entre otras cosas por el contraste que ofrece entre tierra y mar, la Route 1 de California recorre toda la costa californiana hasta llegar a las bonitas playas de Orange County, al sur de Los Ángeles. Puede que la también conocida como Pacific Higway sea la ruta más placentera de las mencionadas por su recorrido exclusivo a lo largo de la soleada costa de California. Fusionándose en numerosos tramos con la conocida Hwy 101, la principal conexión entre San Francisco y Los Ángeles fue inaugurada en 1919 y cuenta con una extensión de poco más de mil kilómetros en los que disfrutar del sol californiano pegados al océano Pacífico.
Es recomendable conducir sin prisa, pues el tramo -con pocas gasolineras- ofrece multitud de lugares en los que detenerse y contemplar el paisaje. La localidad de San Luis de Obispo ofrece un multitudinario mercado tradicional los jueves, y a pocos kilómetros de San Francisco es posible alojarse junto al océano en un faro reconvertido en hostal: el Pigeon Point Light House Hostel. Por supuesto, no faltan las puestas de sol y cualquier momento es bueno para detenerse a un lado de la carretera para maravillarse con los colores del océano. Dependiendo del kilómetro puede que incluso se divisen los habituales elefantes marinos del litoral californiano, focas y hasta ballenas, como sucede en Monterrey.
A medio camino entre Los Ángeles y San Francisco se encuentra el Hearst Castle, la enorme mansión de 165 habitaciones en la que un día habitó el magnate William Randolph Hearst y a la se puede acceder en la actualidad mediante visitas guiadas previamente contratadas. Este lugar albergó el zoo privado más grande del mundo y fue fuente de inspiración para Winston Churchill al escribir ensayos críticos con el nazismo.
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