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Paseo, mantel y albornoz

Tres escapadas para disfrutar de un fin de semana de historia, gastronomía y relax lejos del ajetreo cotidiano

Puede ser un fin de semana cualquiera. Uno de esos en los que no hay puentes ni fiestas, que no coinciden con ninguna 'operación salida'. Algo no programado, un plan casi espontáneo. Para coger un coche y, simplemente, escaparse. Conocer la ciudad que vio nacer a Cervantes, pasear por los jardines de un palacio real o redescubrir la huella que el Imperio Romano dejó en la península. La propuesta pasa por tres rutas completas con un único punto común, pasar un fin de semana tranquilo.

Alcalá de Henares (Madrid)

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A poco más de 30 kilómetros de Madrid, Alcalá de Henares es una ciudad llena de historia. Un fin de semana es más que suficiente para comprobarlo. Para estrenar el primer día, un paseo; que puede comenzar en la plaza de Los Doctrinos, con el convento del Corpus Christi y el de San Basilio Magno a los pies.

Después, siguiendo por la calle de Santa Úrsula, uno se acerca al centro. En la paralela, la calle Mayor, está la Casa Museo de Miguel de Cervantes (que habitó el célebre escritor) y al final del tramo, la Iglesia Magistral-Catedral de los Santos Niños Justo y Pastor. Este imponente edificio religioso tiene su origen en siglo V y es uno de los dos que poseen el título de magistral en todo el mundo.

Muy cerca de la catedral está la Casa de las Entrevista. Este fue el lugar donde la reina Isabel I, La Católica, se reunió con el viajante Cristóbal Colón para conocer sus planes. En la actualidad es un centro del Instituto Cervantes. Siguiendo hacia el norte por la calle San Juan se llega al palacio Arzobispal y, justo al lado, al monasterio de las Bernardas, que puede ser visitado por dentro.

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Todos estos puntos son sólo una pequeña muestra de lo que Alcalá de Henares esconde. Después de degustar un buen plato de ternera o cordero de la sierra, una forma de continuar sumergido en el pasado de la ciudad es hospedarse en el Parador Nacional. Situado en la calle de Santa Úrsula, muy cerca de los puntos de interés citados, se trata del antiguo convento de Santo Tomás (que data del siglo XVII) y un anexo de la hostería del estudiante. Además de solera, este establecimiento cuenta con un completo spa ubicado bajo las bóvedas de la construcción original.

Más información sobre el parador de Alcalá de Henares

La Granja (Segovia)

La Granja de San Idelfonso es un paraje ideal para combinar cultura, con naturaleza y gastronomía. La escapada puede comenzar con un paseo por el embalse del Pontón, al que se llega por la carretera de Torrecaballeros. Muy cerca de aquí, en el remanso del río Cambrones, las pozas es un buen lugar para darse un refrescante baño.

De vuelta a La Granja la lista de opciones es innumerable. Conocer la Real Fábrica de Cristal es un ejemplo. O comer el cochinillo, plato típico de Segovia. Y, cómo no, visitar el Palacio Real. Se trata de una de las residencias de la familia Real española, construida por Felipe V después de enamorarse del lugar tras una cacería en la zona.

Uno de sus mayores atractivos son los jardines que rodean al Palacio. El espectáculo de ver sus fuentes en funcionamiento es imprescindible. La mayoría siguen funcionando con el sistema instalado durante el reinado de Isabel II. Hoy en día, no todas están activadas a todas horas, por lo que conviene atender a los horarios, que normalmente son por la tarde.

Después de visitar el interior del Palacio, sus salones y habitaciones, el viajero puede descansar en el Parador de La Granja. Ubicado en la Casa de los Infantes, construida en el siglo XVIII por el rey Carlos III, dispone de un spa con bastantes tratamientos de salud y belleza, que completarán la visita monumental con un merecido descanso.

Más información sobre el Parador de La Granja

Orense (Galicia)

Orense es una ciudad de a pie, para recorrer caminando. Desde la Plaza Mayor comienza un recorrido sin guía, ni ruta, ni prisas, desde el que ir desnudando la ciudad sin más. Aquí también puede terminar la andanza, después de pasar por la Catedral, con un aperitivo al mediodía frente al ayuntamiento, uno de entre tantos ejemplos de la arquitectura que rodea el lugar.

Para la tarde queda reservado un recorrido por las afueras. Quizás, siguiendo el curso del río Miño para visitar La Ponte Vella. Esta construcción data de los siglos I y II aunque fue reconstruida en el siglo XIII. Mide 370 metros de largo y 5 de ancho, y conserva el arco central, de 43 metros de ancho, que se eleva 38 metros sobre el agua.

Las fuentes termales de As Burgas marcaron, en gran medida, el origen ciudad de Ourense ya que alrededor de estos manantiales nació la ciudad en la época romana. La Burga de Abajo, de mediados del siglo XIX, es la que presenta un mayor caudal. La Burga de Arriba, del siglo XVII, tienen un caño menos, dos, y una estructura bastante más sencilla. El agua brota a unos 70 grados.

Después de comer el pulpo a Feira (del que se dice que aquí sabe mejor que en la costa), se puede visitar el parador de San Estevo. Se encuentra en lo que antes era un monasterio benedictino, que probablemente date de entre los siglos VI y VII, aunque el primer testimonio que se recoge de él procede del X. De estilo barroco, y en mitad de un paisaje eminentemente verde, derrama sus vistas sobre los cañones del río Sil. Cuenta con un spa para cuidar, después de recrearse en la vista y el gusto, el resto de los sentidos.

Más información sobre el Parador de San Estevo

El parador de Santo Estevo fue un antiguo monasterio benedictino.
El parador de Santo Estevo fue un antiguo monasterio benedictino.D.R.
El convento de Santo Tomás es ahora el parador de Alcalá de Henares.
El convento de Santo Tomás es ahora el parador de Alcalá de Henares.D.R.
El parador de La Granja se ubica en la Casa de los Infantes del Palacio Real.
El parador de La Granja se ubica en la Casa de los Infantes del Palacio Real.D.R.

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