Cuenca es 'cool'
Chillida, Tàpies, un recorrido medieval o un cochinillo confitado... Tradición y sofisticación se cruzan en la ciudad serrana
Cuenca esconde rincones sorprendentes. El arte abstracto ha encontrado un hueco en las paredes de una casa colgada, y un pedacito de cielo lo tienen en el Museo de las Ciencias. Todo esto, incrustado en uno de los trece cascos antiguos Patrimonio de la Humanidad en España. Cuenca da para mucho, paseos por el Medievo, pinceladas de Tàpies, zarajos, caldereta, sardina marinada con vinagreta de frambuesa o espuma de gachas.
Henry Moore en una casa colgada
¿Qué hay dentro de las casas colgadas de Cuenca? En algunas, parte del mejor del arte abstracto contemporáneo. Una de esas construcciones acoge al Museo de Arte Abstracto Español, donde se funde la arquitectura medieval de finales del siglo XV con el arte más vanguardista del siglo XX. La obra de Henry Moore se exhibe hasta el 21 de febrero en este museo que ofrece la oportunidad de ver una serie de grabados dentro de las muestras 'Meditations on the Effigy, Elephant Skull y La poésie'. Moore está considerado por muchos el escultor británico más importante del siglo XX. Además, la excelente colección permanente del museo expone 127 pinturas y esculturas de artistas españoles. con obras firmadas por Chillida o Tàpies, entre otros.
Museo de Arte Abstracto de Cuenca
El cielo de Cuenca
Un pedacito del universo lo tiene Cuenca, en el Museo de las Ciencias de Castilla la Mancha. Hasta el 15 de febrero la exposición Vivir en el espacio: desafío del siglo XXI, enseña a los visitantes a través de maquetas, objetos y audiovisuales cómo los astronautas pueden realizar las actividades cotidianas en el espacio.
Museo de las Ciencias de Castilla la Mancha
Persiguiendo al diablo
La cara más tradicional de Cuenca se puede ver los días 2 y 3 de febrero con la festividad de La Endiablada en Almonacid del Marquesado. Vecinos con gorros de vivos colores, máscaras y cencerros inundan el pueblo, siempre encabezados por el 'Diablo Mayor', para ahuyentar a Satán con el sonido de sus cencerros.
2.000 años al sol
Los viajeros amantes de lo clásico pueden viajar atrás en el tiempo e ir a Segobriga o a Alarcón, dos de las poblaciones con más historia de Cuenca. En Segobriga uno se siente como un auténtico romano del año 30 viendo las grandes tragedias y comedias de la literatura clásica de Grecia y Roma en el Anfiteatro. La próxima cita en Segobriga es del 20 al 29 de abril. Por su parte, el castillo de Alarcón, declarado Conjunto Histórico, conserva en muy buenas condiciones su recinto amurallado medieval.
Patrimonio de la Humanidad
En España sólo hay trece cascos antiguos de ciudades declarados Patrimonio de la Humanidad. El de Cuenca es uno de ellos. Por esta razón es imprescindible pasear por sus calles, la más pintoresca es la de Alfonso VIII, que presenta un mosaico de colores gracias a las fachadas de los edificios. Caminando por esta vía se llega a la Plaza Mayor (4), cuya particularidad es la forma casi trapezoidal que presenta. Otros lugares de obligatoria visita son: la plaza de Mangana; la Catedral, el monumento más relevante de Cuenca, y la Ermita de las Angustias, un templo del siglo XVII al que los conquenses tienen especial devoción y donde los Viernes de Dolores es tradición besar la mano de la virgen. También merece la pena una visita el antiguo convento de San Pablo, actualmente el Parador de Cuenca, de cuatro estrellas.
De los zarajos y calderetas a las espumas más sofisticadas
Tras caminar por las calles de Cuenca y disfrutar del arte contemporáneo, en la ciudad de las Casas Colgadas también se puede degustar la gastronomía más rompedora. En un lugar en el que imperan los zarajos, el morteruelo y la caldereta podemos sentarnos a la mesa de la mejor cocina de autor.
Buenos ejemplos son restaurantes como Raff, cocina creativa de alta calidad, y que ofrece entre sus platos delicias como la espuma de gachas, o Casa Marlo, si lo que se prefiere es disfrutar de platos con aire de cocina mediterránea, como el Lomo de lubina al pil-pil sobre espuma de tomate. Las tapas también se suben al carro de la cocina más innovadora con Sire.
Más clásico pero con guiños modernos resulta el Figón de Huécar, en el que se puede disfrutar de la comida con buenas vistas a la vez que de un buen cochinillo confitado. Pero hay hueco para todo y para quien prefiera la cocina manchega clásica quedará satisfecho en el Mesón Casas Colgadas, en un emplazamiento de lujo y con buena fama en el panorama gastronómico, o La Ponderosa si lo que se prefiere es ir de tapas.
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