Sintra, una escapada de la rutina

Un viaje a Sintra para escapar de la rutina con el silencio como banda sonora del fin de semana. Situada a 30 kilómetros de Lisboa, esta villa lusa ofrece la oportunidad de visitar múltiples palacios, observar sus bosques naturales y pasear por sus playas de arena dorada.

Empieza el fin de semana visitando lo más destacado y emblemático de la zona: sus palacios. Para ello, nada mejor que alquilar un coche -la mayoría de estos edificios suponen subir grandes cuestas para acceder a los mismos- y comenzar la ruta:

1. Castelo Dos Mouros: Se encuentra en el municipio de São Pedro de Penaferrim. Construido por los árabes durante la invasión de la península Ibérica en el siglo VIII, esta fortificación destaca por sus impresionantes murallas y torres, prácticamente en ruinas, pero cuyas increíbles vistas desde el macizo rocoso no defraudan.

2. Palacio de la Pena: Elegida como una de las Siete Maravillas de Portugal, esta estructura se sitúa en la misma freguesia (municipio) que la anterior. Construido en 1836 por orden del príncipe Fernando II de Portugal, con estilos que van desde el neogótico, el neomanuelino, el neoislámico, el neorenacensita a la arquitectura colonial, representa un palacio de cuento. Se divide en cuatro áreas: Las murallas exteriores, el convento, el patio de los arcos y la zona palaciega. Merece la pena subir hasta arriba para disfrutar del paisaje.

3. Palacio Nacional de Sintra: En el municipio de São Martinho, el conocido como Palacio de la Villa se remonta al siglo XVI y mezcla varios estilos arquitectónicos (medieval, gótico, renacentista y romántico) en sus patios, escaleras, corredores y galerías. Actualmente pertenece al Estado y se puede disfrutar de exposiciones culturales en su interior.

4. Quinta de la Regualeira o do Monteiro dos Milhoes: Ubicado en el centro histórico de Sintra, es Patrimonio Mundial de la UNESCO. Sus lagos, grutas y jardines se relacionan históricamente con la alquimia, la masonería, los templarios y la rosacruz, llenando el ambiente de un halo de misterio y magia que atrae al visitante. Como en los anteriores, es fácil distinguir diversos estilos arquitectónicos que van desde el románico al manuelino.

5. Palacio de Monserrate: Construido por James Knowles en 1858, se ha configurado como uno de los máximos ejemplos del arte romántico de Portugal. Se caracteriza por su torre circular, sus cúpulas y sus decorados exóticos que se ven favorecidos por el parque de Monserrate cuyos centenarios árboles rodean el lugar.

6. Palacio Real Queluz o Palacio Nacional de Queluz, es uno de los palacios más importantes de la familia real portuguesa y se construyó en 1747 gracias al infante Pedro III. Es uno de los máximos referentes de la arquitectura palatina del siglo XVIII, aunque ha tenido que hacer frente a diferentes vicisitudes como el gran terremoto que se produjo en Lisboa en 1755 y la ocupación francesa en el año 1807.

7. Convento do Capuchos o da Santa Cruz: Creado por Álvaro de Castro en 1560, su origen es un enigma aunque cuenta la leyenda que cuando el padre de Álvaro se perdió en la sierra, éste se durmió bajo unas rocas y tuvo un sueño revelador: Tenía que construir un templo cristiano en esa zona. Este noble murió antes de construirse el convento, pero su hijo mandó elaborar el templo en su memoria.

Sin embargo, no todo son palacios y conventos. Sintra, además, ofrece la oportunidad de disfrutar de playas para todos los gustos. Los amantes de los deportes acuáticos como el windsurf podrán encontrar en Praia Grande las mejores olas o descubrir en familia las huellas de más de 66 dinosaurios. Una cala más tranquila y romántica es la de Maçãs, a la que se puede llegar cogiendo el tranvía en la villa lusa.

Una estancia de capricho para mimarse

La guinda a un magnífico fin de semana la pone el Hotel Penha Longa situado en un Parque Nacional donde, aparte de estar rodeado de bellos paisajes, sus huéspedes pueden aprovechar para perfeccionar su swing en los campos de golf o pasear por sus jardines donde se encuentra un antiguo monasterio del siglo XIV a partir del cual se construyó el Palacio Real en el siglo XIX donde los reyes pasaban sus vacaciones, y actual edificio principal del hotel.

En lo referente a las habitaciones, destacan detalles como una cafetera Nespresso o un Ipod en el que escuchar tu música favorita, así como la comodidad de las estancias y las vistas de su terraza.

Otro de los atractivos de este hotel es el ambiente de relajación y elegancia que se respira en cada uno de sus rincones, especialmente con una de sus más recientes instalaciones: un spa de la cadena danesa Six Senses, en la que se puede disfrutar de un masaje, sauna o clases de yoga, entre otros tratamientos y actividades para volver como nuevo del fin de semana.

Por otro lado, se puede alquilar en el mismo hotel una bici que incluye un pequeño picnic para recorrer la zona y comer en la playa o en los verdes bosques que rodean la villa.

Gastronomía de lujo

Una de las piezas fundamentales de la cultura lusa es su gastronomía, y este hotel lo demuestra con la variada oferta de sus cinco restaurantes. Uno de los más destacados es el Arola, donde degustar un menú en el que se mezclan sabores portugueses y españoles con las materias primas de ambos países. Ambiente moderno y un estilo chill out muy cerca del campo de golf.

Sin embargo, para una comida ligera el Serra Bar, situado en la zona de la piscina, ofrece una carta llena de platos mediterráneos y cuya especialidad son los pinchos de gambas.

El Assamara destaca por su amplio bufet de desayuno aunque también se puede disfrutar de su cocina internacional para almorzar o cenar.

Los amantes del sushi podrán deleitarse con éste y otros platos japoneses en el restaurante asiático Midori. Y, por último, prueba los cóctel en el RC Bar.

Más propuestas e información en la Guía de Lisboa

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