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Maulévrier, Japón a la francesa Escondido tras una espesa vegetación, el mayor parque oriental de Europa pasó inadvertido durante décadas perdido en Francia. Un recorrido visual a través de sus árboles centenarios y jóvenes bambús, plantas locales y especies originarias del Imperio del Sol Naciente. Los arbustos de azalea recortados como bolas conducen al Cuerno de Oro, un vestigio de un templo tailandés.El confinamiento despertó en los urbanitas un intenso anhelo por la naturaleza. Y fue también el inicio de este relato. Gilles había tenido siempre en mente realizar una serie fotográfica sobre el parque oriental de Maulévrier, en su región natal, los Países del Loira, en Francia, donde se refugió durante la covid. Diseñado a principios del siglo XX, se extiende a los pies del castillo Colbert, del que fue su jardín. Cayó en el abandono tras la Segunda Guerra mundial, hasta que el Ayuntamiento lo compró en 1980. La jungla en la que se había convertido preservaba aún ciertos vestigios en los árboles inclinados sobre el lago artificial. Cuando me uní al proyecto de Gilles, me parecía inverosímil que un parque ubicado en un pueblo de una región agrícola conocida como 'Bocage angevin' necesitase de tantas líneas de tinta para trazar su historia. No obstante, la primera vez que escribí sobre él, el calibrado del texto resultó insuficiente y requerí de más espacio. Para nosotros era extraordinario el entusiasmo y la creatividad con los que los jardineros esculpían las 400 especies vegetales del lugar, transformando casi cotidianamente su fisionomía. “Como una forma de delirio”, expresaban al evocar la libertad de la que gozan a lo largo y ancho de las 29 hectáreas de este jardín de aire simétrico y aleatorio de inspiración nipona. Gilles Bassignac Símbolos japoneses: el torii de madera roja indica la entrada. Un lugar sagrado, la linterna y el cerezo en flor. Gilles Bassignac Cada agosto, los pintores, aficionados o profesionales, son invitados a crear una obra inspirada en el parque. Gilles Bassignac Los primeros rayos del sol de verano se reflejan en el embarcadero. Gilles Bassignac Las orillas del estanque durante el verano. Gilles Bassignac La bruma de la mañana se eleva sobre el puente japonés y el tejo irlandés conocido como el Dragón. Gilles Bassignac El tronco tortuoso de un arce japonés, uno de los más emblemáticos del conjunto. Gilles Bassignac Gilles Bassignac El parque oriental cuenta con una centena de especies de arces. Gilles Bassignac El puente de piedra permite a los visitantes escapar de los espíritus malévolos. Gilles Bassignac Todos los años los jardineros seleccionan las cañas de bambú a eliminar para conservar la transparencia del macizo. Gilles Bassignac El parque bajo la nieve. Un carpe podado con el arte milenario del 'niwaki' deja ver su esqueleto. Gilles Bassignac