Vista de la sala de observación de la sala de emergencias del hospital Boost, en Afganistán, en 2016. El hospital estaba dirigido por MSF en colaboración con el Ministerio de Salud Pública. Era uno de los mayores centros de MSF en todo el mundo, con 300 camas, 700 empleados nacionales y 25 internacionales. Tras abandonar el país por razones de extrema inseguridad de sus trabajadores, MSF regresó a Afganistán en 2009 y los equipos encontraron que las condiciones necesarias para una asistencia médica estrictamente imparcial se habían deteriorado casi hasta el punto de desaparecer.
En la actualidad, tras la toma del poder por parte de los talibanes, la ONG sigue atendiendo a la población en algunos enclaves de aquel país.