La fosa común se encuentra en un anexo al cementerio de Almagro donde fueron enterrados fusilados del franquismo junto a personas que se habían suicidado y bebés sin bautizar. Se le conocía como "el corral de los desgraciados".María Benito, directora de la excavación en Almagro, extrae una muestra de ADN a Regina Robledo, hija de Emilio Robledo, jornalero, fusilado a los 35 años y enterrado en la fosa común.María José Bautista y su padre, Felipe Bautista, muestran la fotografía y las cartas enviadas desde prisión por una de las víctimas.JAIME VILLANUEVALa puerta de entrada al lugar donde fueron enterradas las víctimas, conocido como "el corral de los desgraciados", ha estado cerrada durante todos estos años. Sus familiares tenían que conformarse con mirar por un agujero de la pared y lanzar flores.JAIME VILLANUEVALos restos hallados en la fosa común muestran signos evidentes de su muerte violenta, como impactos de arma de fuego.JAIME VILLANUEVAJosé Barrios fue el primer familiar que dio su autorización para abrir esta fosa. Él busca a su tío abuelo, al que no llegó a conocer, pero reivindica el derecho a enterrarle dignamente.JAIME VILLANUEVATodos los restos hallados en la fosa se examinarán en un laboratorio para poder identificarlos por ADN y entregárselos a sus familiares.JAIME VILLANUEVAJulián López, catedrático de antropología social de la UNED, frente a la tapia del cementerio de Almagro donde fusilaban a las víctimas.JAIME VILLANUEVAJunto a los huesos aparecen algunos objetos personales de las víctimas, como botones, lápices, monedas, y trozos de tela de las prendas que llevaban.JAIME VILLANUEVARegina Robledo, que este junio cumple 86 años, muestra una imagen de su padre, Emilio, fusilado en 1939 y enterrado en la fosa común. Ella tenía cuatro años cuando lo mataron.JAIME VILLANUEVALos antropólogos han dejado en la entrada de la fosa un libro de visitas. La mayoría de mensajes son de agradecimiento por recuperar los restos de los fusilados arrojados al "corral de los desgraciados", lo que permitirá a sus familias enterrarlos dignamente en un lugar donde figuren su nombre y apellidos.JAIME VILLANUEVANicholas Márquez-Grant, arqueólogo y antropólogo forense, ha trabajado en fosas de la primera y la segunda Guerra Mundial y colabora con Scotland Yard. La intervención en Almagro, explica, es muy diferente porque están en contacto permanente con los familiares, que le cuentan a pie de fosa la historia de las víctimas.JAIME VILLANUEVAAl contrario que en otras fosas comunes del franquismo, las víctimas enterradas en el conocido como "corral de los desgraciados" aparecen boca arriba. Tenían entre 24 y 56 años.JAIME VILLANUEVA
