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Sexo duro, sexo seguro

La legalidad en el sexo duro y no convencional

Sofia Vergara en 'Machete Kills'
Sofia Vergara en 'Machete Kills'©Open Road Films/Courtesy Everett Collection (Cordon Press)

No siempre el sexo no convencional es una cuestión íntima. A veces llega a los tribunales. "Hay que partir de la base de que las relaciones BDSM [siglas de Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo] se configuran como actos que traspasan, de forma mutuamente consentida, los límites que nuestro ordenamiento jurídico establece para preservar distintos bienes jurídicos como puede ser la integridad física, la integridad moral o la libertad individual". Javier Alberti, socio director de AOL Consultores, comienza muy serio nuestra conversación sobre legalidad en el marco de las sexualidades no convencionales. "La clave de dichas relaciones es el concepto del consentimiento, de la aceptación, por así decirlo, de las reglas del juego que la pareja establezca", concluye el abogado.

El propio penalista me lo compara con un combate de boxeo: "al igual que si dos adultos aceptan y admiten las reglas del juego del boxeo, el Código Penal se queda fuera del cuadrilátero cuando una pareja pacta y consciente una relación sexual que pueda atentar contra su integridad física o moral, el Código Penal habrá de quedar fuera de la habitación".

¿Siempre? Ama Monika es una mujer que ejerce de ama dura. Sus prácticas son difíciles de presenciar. Su espectáculo con el que está presente en todas las citas de salones eróticos que se precien, es uno de los que más público congrega, a pesar de que pocos lo aguantan íntegro.

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Sobre el escenario, un hombre completamente desnudo, es excitado manual y oralmente. Al tiempo, es envuelto en película transparente, solo queda al aire su miembro que erecciona al máximo. Sobre la boca abierta de par en par bajo capas y capas de plástico, Ama Monika ha clavado un tubo de plástico para que sirva de respiradero. Pero hasta que que el respirador perfora el plástico y hace su función, sumiso y público lo pasamos mal. Ama Monika, literalmente, lo lleva a la asfixia. Todo bajo la música machacona y bakalaera que tanto usan en todo lo que tenga que ver con sexo duro más popular y pornográfico. Esto es solo el principio. La tortura consistirá en golpear el pene (erecto) y los testículos con artilugios propios del spanking, una fusta y una pala de madera para ser exactos. Y dejar caer, desde el glande hasta la tripa, gotas de la cera de una vela que el ama porta en la mano libre de arma golpeadora.

Como afirma Ignasi Puig Rodas, psicosexólogo terapeuta de parejas, el riesgo de que todo salga mal siempre existe. Pero, como también señala el especialista en sexualidades no convencionales, "en una relación de sexo no convencional, a lo que se aspira es a llegar al placer mutuo de las diferentes partes. No se piensa en el placer de manera individual sino colectiva. Esa persona hace todo ese despliegue de medios pensando en la otra persona y establece su propia comunicación para que saber que se está disfrutando".

Al especialista le resulta muy extraño que practicando sexo duro se pueda llegar a la muerte. Pero esa es la excusa que se está usando en los tribunales. We Can't Consent To This es una campaña puesta en marcha en Reino Unido ante el aumento casos de hombres, acusados de asesinatos, que al llegar ante los tribunales, argumentaron practicar sexo no convencional con las víctimas y que aquello se les había ido de las manos.

España no está al margen: En el año 2016 un joven fue absuelto por la audiencia de Alicante de un delito de violación, precisamente porque el juez que llevó el caso consideró que los implicados habían mantenido con anterioridad relaciones sadomasoquistas que permitían el uso de la violencia, las vejaciones e insultos. Justo lo que había ocurrido. Para la mujer, el guion se había incumplido mucho antes, cuando ellos habían dejado de tener relación y, después de un encuentro, él la había obligado a tener sexo duro. Ella reconoció que habían tenido un pasado sado, pero aseguró que aquel encuentro no fue deseado.

El sexo duro siempre debe ser el más seguro. Al que practica sado no siempre le apetece, porque no todo el sexo con violencia es sexo no convencional. El placer es el eje central del segundo, la dominación lo es del primero. Por eso el sexo no convencional establece una liturgia, en la que, se dan los permisos explícitamente y en el que se establece un comportamiento muy concreto. Es frecuente que sea dentro del entorno del BDSM donde se den las primeras alertas de una situación de maltrato ante determinados comportamientos. La mala fama del BDSM ha sido también utilizada en divorcios. "En mi entorno conozco dos casos en los que la práctica de este sexo duro ha llegado a los tribunales, utilizándolo de prueba para denegar la guardia y custodia de unos hijos", apunta Puig Rodas.

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