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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Nuestros vecinos los árboles

Barcelona dispone de un registro en ‘open data’ de todos los árboles de la ciudad

Azufaifo salvado por Isabel Núñez en la calle Arimón de Barcelona
Azufaifo salvado por Isabel Núñez en la calle Arimón de Barcelona(c) La ciudad comestible

Hablemos sobre árboles. Pongamos interés en su nombre, su hábitat, la compensación de vida a su alrededor, su comunicación por las raíces con otros seres vegetales. Vivir en ciudad es un plus de desconexión con ellos porque parecen formar parte de un paisaje urbano al servicio del cemento. Todavía se consideran parte del mobiliario y su presencia es la última prevista. Primero la calle para los coches, luego acera, algún banco y quizás un árbol. Y como es el último de la lista ni tan solo nos fijamos en su especie, total seguro que es otro Platanero, ciudad monocolor.

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Hace seis años el Ayuntamiento de Barcelona incorporó a su catálogo de open data los datos sobre el arbolado urbano de la ciudad. Supimos que convivíamos con 156.477 árboles, que el barrio con más número de individuos era Sant Martí, seguido del Eixample y el que menos, claro, Ciutat Vella. Ahora había que ponerles nombre, situarlos en un mapa que fuera fácil de consultar. De eso comenzaron a encargarse gente como el geógrafo Juanjo Vidal al que no le costó demasiado catalogar y volcar la información gracias a la aplicación Carto DB

Fue una iniciativa particular, pero todavía hoy tiene salida. Con ella detectamos las vías con más concentración de árboles y descubrimos la especie de cada ejemplar, es decir, le damos presencia y personalidad al árbol o los árboles de la calle. Así cerca de los Platanus Hispanica, que siguen siendo mayoría, aparecen Acacias del Japón, Naranjos, pocas Encinas, Chitalpas,Tilos de Crimea, Árboles del Amor, algún Almez, Arboles Botella en la calle Aragó, Espinos de Jerusalén junto a la Pl. Universitat, Olmos Siberianos en el Portal de Santa Madrona cerca del puerto, Ciruelos Rojos en la calle Ifni, de manera que a nuestros vecinos ya es más fácil saludarlos y reconocerlos por lo que son.

'Domestik Wild' ha terminado su proyecto Oxígen: convertir en bancos con mensaje los troncos de los árboles caídos en el último temporal Gloria

Lo siguiente sería poder emboscarnos para lograr la suerte del “hombre asilvestrado” como decían aquellos que decidieron apostar por vivir en los bosques como lugar-refugio. Si en ciudad cuatro árboles son un bosque, no debería resultarnos difícil atender al que es nuestro reloj biológico, el árbol cercano, el bosque cercano. El grupo de “frikis” de los alcorques ya lo estamos haciendo, preservando la vida silvestre que ayudamos a crecer en el poco espacio de tierra que rodea ese ser inmenso que puede llegar a vivir 5000 años. Las vecinas de la Pl. de les Dones de Nou Barris también lo tienen claro, quieren que sea catalogado el viejo Eucaliptus de 80 años.

¿Y en qué medida lo que en un principio era un retiro, un pequeño bosque en el parque público, puede convertirse en impulso? ¿Cómo esa conexión con Encinas, Árboles del Amor, Tilos, Naranjos y Ciruelos puede activar nuestra conexión natural y social, de comunidad vecinal en zona urbana? Esto está llegando. De momento en la zona más boscosa de la ciudad, en Collserola, el colectivo artístico Domestik Wild ha terminado su proyecto Oxígen con el que convertir en bancos con mensaje los troncos de los árboles caídos en el último temporal Gloria que azotó nuestro litoral.

Pero nos falta todavía mucha información, el desconocimiento sobre los árboles, sobre todo desde su raíz. Tal desconocimiento llega hasta el extremo que la vida en los suelos forestales está menos explorada que la superficie de la luna. Lo cuenta Jean-Baptiste Vidalou (pseudónimo) en su libro Ser Bosques (Editorial Errata Naturae) al que os recomendamos dar un repaso. Lo dicho, queremos seguir hablando de árboles, porque como dice nuestro amigo Vidalou “un día habrá que elegir entre los apegos a la vida frente a los que pretenden destruirla” y en ellos seguro que habrá algún árbol.

Nuestro desconocimiento sobre los árboles es tal que la vida en los suelos forestales está menos explorada que la superficie de la luna
Nuestro desconocimiento sobre los árboles es tal que la vida en los suelos forestales está menos explorada que la superficie de la luna(c) La ciudad comestible

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