Refugio en el valle

Materiales tradicionales como la terracota y las vigas de madera conviven con mobiliario contemporáneo.Raúl Candales Franch

El porche se abre con vistas al valle Montepulciano. La mesa ha sido hecha a medida, con sobre de mármol travertino y patas realizadas por un herrero local, y las sillas son de Emu. Raúl Candales Franch

El diseño de la cocina es de Special Umbria y ha sido realizado por un carpintero local. La lámpara fue comprada en un anticuario de la zona. Raúl Candales Franch

La lámpara del comedor es de Muuto, la mesa es diseño original del holandés Piet Hein Eek y los pósteres son de Vanilla Fly.Raúl Candales Franch

Ropa de cama de Snurk; sillas Rocking Armchair y Eames Elephant, ambos diseños de Charles y Ray Eames para Vitra.Raúl Candales Franch

La gran bañera es de Ideal Standard y la grifería es de Fantini.Raúl Candales Franch

Las picas de cerámica son de Ideal Standard y la grifería es de Fantini.Raúl Candales Franch

En la habitación, el techo está inclinado con vigas antiguas y tejas de terracota hechas artesanalmente. También las ventanas y contraventanas de madera (con vistas al monte Amiata) están hechas a mano, por Vagnini S&M. Raúl Candales Franch

Hace cuatro años, una familia holandesa se enamoró de este olivar cerca de Piegaro, una antigua ciudad medieval de la región italiana de Umbría. Con vistas al lago Trasimeno y al Val di Chiana y con el monte Cetona detrás, decidieron convertir Casa Refogliano en su refugio estival. El diseño es de Rob Landeweerd, de Special Umbria (una empresa de desarrollo inmobiliario), y fue el arquitecto Piero Sacco, del estudio SPR, en Tavernelle di Panicale, quien desarrolló la idea. Los muros de la casa se construyeron con piedras obtenidas de la roca sobre la que se alzó el edificio. Encajada en la colina, su estructura es bastante simple: los dormitorios se encuentran en el primer piso y un espacio abierto para la sala de estar y la cocina en la planta baja, con acceso directo desde el jardín. En el interior conviven materiales tradicionales, como suelos de terracota, vigas antiguas bajo los techos y puertas clásicas, con elementos modernos. Sus habitantes, un empresario exitoso y un juez, ambos de 40 años y adalides del estilo escandinavo, encargaron la decoración a un grupo de amigos y diseñadores italianos y holandeses. Así, esta luminosa y acogedora villa con capacidad para 10 personas se ha convertido en el paraíso vacacional de la pareja holandesa y sus tres hijos. //// Foto: Las fachadas se han construido con piedras obtenidas de la roca sobre la que se elevó la propiedad.Raúl Candales Franch