El viaje termina en un puerto apartado de todo en el Danubio, en un extremo oriental de la Unión Europa, que entre finales del siglo XX y la primera mitad del XX fue una pequeña sede de una institución europea
En la lancha que lleva a Sulina, el último pueblo del delta del Danubio, sólo accesible por el río.Óscar CorralAquí, en la desembocadura del Danubio en el mar Negro, acaba la Unión Europea.Óscar CorralEl turismo rumano, que otros veranos va a países como Grecia o Turquía, se ha quedado en Rumanía.Óscar CorralPartida de backgammon en Sulina, pueblo de 3.661 habitantes con una población envejecida.ÓSCAR CORRALUna vieja iglesia ortodoxa en Sulina, hoy cerrada.Óscar CorralEl faro de la Comisión Europea del Danubio, organización internacional fundada tras la guerra de Crimea y encargada de gestionar la desembocadura del río.Óscar Corral“Es la primera iglesia que ve el sol en la Europa continental”, dice Macaila Marian, sacerdote en la catedral Ortodoxa de San Nicolás y Alejandro.Óscar CorralLos turistas desembarcan todo el día en el muelle del Danubio en Sulina, sin conexión por carretera con el resto de Rumanía.Óscar Corral“No entren sin máscara en el comercio”.Óscar CorralEn el Cementerio Cosmopolita, en las afueras de Sulina y cerca del mar Negro, hay incluso la tumba de un pirata.Óscar CorralAntes de llegar, habíamos imaginado una playa desierta, un paraíso secreto...Óscar CorralFin de la jornada playera en Sulina, donde Europa terminan.Óscar CorralPodría ser cualquier playa mediterránea, con sus chiringuitos y sus veraneantes.Óscar CorralEl mar es oscuro y poco hondo: no invita a sumergirse.Óscar CorralAmanece en el mar Negro y el viaje, que comenzó en el mar el Norte, llega a su fin.Óscar Corral