Con más de 860.000 venezolanos viviendo en él y alrededor de 394.000 que han solicitado la condición de refugiado, Perú es el primer país de acogida de estas personas con necesidad de protección internacional y el segundo destino de refugiados y migrantes venezolanos en el mundo, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La mayoría de ellos, el 86.6%, viven en Lima; y el 93.1% trabajan de manera informal, sin contratos ni protección laboral.
Una de ellos es Ana Gómez, de 60 años. Llegó hace dos años de Venezuela, sola. Desde entonces vive en el albergue Sin Fronteras, ubicado en el distrito de San Juan de Lurigancho, en Lima. Convive con alrededor de 200 compatriotas que, como ella, no tienen recursos para poder alquilar un lugar en el que residir. Sufre de artrosis y muchos dolores, pero no siempre tiene dinero para poder comprar las medicinas calmantes. Ella espera con ansias que termine el estado de emergencia y que las fronteras en Perú vuelvan a abrirse para poder irse a Ecuador con su madre y su nieta. Ana tiene un gran temor: morir sola en un país que no es el suyo.