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Hay un tipo vestido de murciélago

Álvaro Ortiz, un dibujante con bloqueo creativo que está haciendo que todos nos riamos de Batman

El aragonés publica cada día en sus redes las desventuras de un tipo vestido de murciélago desesperado por pillar una cerveza

El Batman de trazos apresurados de Ortiz está en un buen aprieto y no tiene más remedio que pedir ayuda a su fiel Robin.
El Batman de trazos apresurados de Ortiz está en un buen aprieto y no tiene más remedio que pedir ayuda a su fiel Robin.Álvaro Ortiz
Aitor Marín

El confinamiento afecta por igual a ciudadanos y superhéroes. Batman se ha quedado sin cerveza y, como su mayordomo ya tiene una edad, abandona su mansión por la noche para ir a comprar más a pesar de la cuarentena. No es el guion de una nueva película del Caballero Oscuro, sino de la historieta de un autor de cómics español que llevaba varios años bloqueado. Cada día, una nueva entrega en sus cuentas de Twitter e Instagram que mantiene en vilo cada vez a más lectores. “Me he metido en un fregao guapo”, reconoce con humor Álvaro Ortiz (Zaragoza, 1983) nada más publicar su novena entrega. El autor de Cenizas, Rituales o Murderabilia, tres celebradas novelas gráficas reconoce que sigue inmerso en su crisis creativa, pero al menos se lo está pasando en grande. “Me esta sirviendo de divertimento total y absoluto y para hacer chistes zafios”, confiesa.

Como suele decirse, todo empezó a principios de este mes de abril. Ortiz, que hace ya un par de años compartió en viñetas su verano encerrado en casa, acababa de abandonar la idea de repetir el mismo concepto durante este encierro. Pero mientras leía tebeos de superhéroes se le ocurrió otra cosa. En vez de contar su experiencia, “hacer lo mismo pero con el señor este vestido de murciélago, dibujarlo ahí en su día a día, sentado en una silla delante del ordenador, con videollamadas a otros superhéroes y cosas así”. Lo desechó antes de empezar. Pero la noche del día 5, todas las piezas encajaron por fin en su mente dislocada. “Hostia”, me dije, “¿y si se queda sin cerveza y tiene que salir? Ahí es cuando empezó”. Al día siguiente publicó la primera entrega.

Por prudencia, Ortiz prefiere no llamar por su nombre al personaje que estos días saquea sin piedad, no vaya a ser que llame la atención de los abogados de DC Comics, la poderosa editorial estadounidense propietaria de los derechos del hombre murciélago. “Se supone que el derecho a la parodia está ahí, pero procuro no mencionarlo ni de coña. Da igual. Todo el mundo sabe quién es. Pero yo qué sé, espero que a nadie le sepa mal”. Puede que alguien sí se moleste porque además de chistes zafios (algunos, hay también momentos brillantísimos y agudísimas referencias a la situación actual) el cómic incluye desnudos del superhéroe, alusiones al tamaño de su miembro, escenas de sexo, violencia gratuita y una inagotable sed de cerveza.

En este cómic asistimos a las versiones más domésticas y confinadas de los personajes del universo del hombre murciélago. Catwoman no podía faltar.
En este cómic asistimos a las versiones más domésticas y confinadas de los personajes del universo del hombre murciélago. Catwoman no podía faltar.Álvaro Ortiz

Cada día hay más gente enganchada y la presión sobre su autor crece al mismo ritmo. Tanto, que ha aparcado otro proyecto que tiene entre manos (un libro para niños a la espera de que se le ocurra esa ansiada idea para una nueva novela gráfica) y se ha centrado en esta tarea, consciente de la responsabilidad que hoy tiene sobre sus espaldas. “Los primeros días dibujaba las páginas en el ordenador mientras me tomaba el café. Empezaba a las nueve y media de la mañana y a las diez y cuarto, ya las había subido a las redes y estaba metido en el libro infantil. Pero ahora que he visto que a la gente le hace gracia, que tiene tirón, no quiero cagarla”.

Podría pensarse que, al dar rienda suelta a esta historieta, ha vencido por fin su bloqueo creativo, pero no. “Mi intención siempre ha sido continuar haciendo novelas gráficas como las que había hecho antes, más o menos en el mismo rollo, y mejor. Pero en ese sentido sigo igual de bloqueado”.

Y más presión que va a tener: es posible que, cuando todo pase, esta historieta acabe convertida en un libro. “Hay una propuesta, pero todo va a depender de si cuando acabe me quedo contento con el resultado y a la editorial le convence también. Así que la historia tiene que acabar bien”. ¿Eso cuándo será? ¿Terminará antes la aventura del “señor vestido de murciélago” o el confinamiento? “Cuando decidí dibujar cuatro páginas al día confiaba en que esto terminase el 26 de abril, no sé si habrá más prórrogas pero mi intención es acabar ese día. La idea es acabar antes de que se haga aburrido”. De momento, por eso no hay que preocuparse.

En estos tiempos de confinamiento no es tan sencillo conseguir ICON como siempre. Por eso, el número de abril ya está disponible en formato PDF, y es descargable de forma gratuita haciendo clic aquí.

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Sobre la firma

Aitor Marín
Es redactor de EL PAÍS. Antes ejerció cargos de diversa responsabilidad en Man, Interviú, Maxim y Quo, entre otras publicaciones. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra. Escribe a veces de cómics porque le hubiera gustado dibujar. Además, es autor de la novela Conspiración Vermú (Suma de Letras).

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