Armonía
Durante estos últimos años ha habido un aumento de tensión en la sociedad. Es inevitable porque, cuando permitimos que aquello que está mal evolucione, se expanda y se implante en la mentalidad de los ciudadanos, nos acaba estallando en la cara en un pecado casi capital dentro de un Estado democrático: la carencia de debate. Si uno es de izquierdas, indudablemente es un “rojo”, si es de derechas, un “facha”, si es de centro un “cobarde”, y así no hay posibilidad de que nuestra sociedad avance tanto democrática como socialmente. ¿No fue acaso con la disparidad evidente de opiniones y visiones políticas con lo que se hizo nuestra Constitución? Los políticos deben hacer lo que tanto les cuesta: dialogar, para dar otro paso más hacia la estabilidad.
Salvador Martínez Román, Lorca (Murcia).
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