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Máster para esposos católicos o cómo los obispos se meten en tu cama

La Iglesia enseña cómo deben ser los matrimonios católicos

Tienen un club y ponen sus normas. Entérate del máster para esposos católicos con el que los obispos se meten en tu cama.

A la Iglesia no le interesa tanto vigilar sus casos de pederastia como controlar la sexualidad de los seglares. El sexo es un tema espinoso. Demasiada responsabilidad para el nutrido grupo de obispos que velan por la seguridad espiritual de sus feligreses, manteniéndose, además, en la más estricta castidad (aquí, risas). El catolicismo es algo así como una gymkana en la que superas pruebas. Si los hay que echan instancias para ser costalero del Padre Jesús de la Pasión, entiendo que quien quiera casarse por la iglesia haga el curso que plantea la Conferencia Episcopal Española (CEE).

Dos años de duración. Un máster en toda regla. Con material didáctico, religioso, prácticas, ejercicios y fragmentos de películas de tirón familiar. Hasta textos de Jorge Bucay, siempre productivo. Si hubieran sido un poco más valientes habrían incluido la filosofía de Jodorowsky, pero el psicomago (me encanta esta definición) acostumbra a pedir permisividad para los abusos a menores; bastante tiene la iglesia católica explicando lo suyo. El material didáctico es una joyita de una pésima redacción gramatical y de estilo, redactado por seis obispos de la subcomisión episcopal para la familia y la defensa de la vida y 12 parejas felizmente casadas. Serían veinticuatro contra seis para discutir el ideario, pero todo apunta a que ganaron los de la sotana.

En todo el librito no aparecen ni una sola vez los matrimonios homosexuales y a pocas horas de dar a conocer de su existencia, retiraron las indicaciones en las que recomendaba a los varones que ayudaran en casa los días que quisieran mambo. La mujer debe descansar para desear. Bonito eufemismo sobre el agotamiento femenino después de trabajar fuera y dentro de casa. "Descansas y, después, cuando te levantes me haces una felación". La de veces que hemos escuchado argumentos semejantes y el alivio que sentimos al abandonar a los que los esgrimen. Hubiera estado bien que la CEE no hubiera retirado este capítulo de su doctrinario, pero debieron ponérseles de corbata en cuanto la cadena SER publicó la noticia.

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Que seis obispos hayan opinado sobre cómo se maneja la sexualidad es como si yo me pusiera a dirigir la extinción de un incendio, simplemente, porque tengo ideas de bombero. No sé cómo gestionarán en la Iglesia lo del dolor de huevos, pero la sexualidad que exige pasa por la contención. Uno de los capítulos más apasionantes del ideario es el de la masturbación. Jamás habría imaginado que pudieran compararlo con la farlopa. Pero, según sostienen, crea adicción y destroza matrimonios. 

El máster se completa con ejercicios espirituales para hacer en grupo o en pareja, algunos tan efectistas como soplar globos para gestionar la frustración. Lo de plantearse decir las cosas a la cara ni se contempla; qué es sino la sumisión. Y considera pansexualismo toda opción sexual fuera de la heterosexual, porque busca el placer de la carne. Lo de que dos hombres no puedan procrear dificulta que los monseñores acepten que quieran sexo. El denominado "itinerario de formación y acompañamiento de novios", no es un cursillo obligatorio, pero a partir de ahora cada parroquia podrá exigir el cumplimiento de la hoja de ruta de los obispos. Ya me imagino leyendo en el ¡Hola! los casos de prevaricación de aquellos famosos que se casaron ante el altar mayor sin haber hecho el máster. Si creen que no vas a sacar cacho vendiendo la exclusiva es que no los conocen.

Casarse con la parafernalia católica sale cada vez más caro y es más sacrificado. La Iglesia santifica a las mártires; hay que sufrir hasta para casarse.

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