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10 libros que papá y mamá disfrutarían leyendo

Recopilamos en De mamás & de papás diez novelas, biografías, o ensayos publicados entre finales de 2018 y 2019

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Recopilación de 10 novelas, biografías, o ensayos publicados entre finales de 2018 y 2019 que hablan de maternidad, paternidad o hijidad

Desierto Sonoro (Sexto Piso): La escritora mexicana Valeria Luiselli firma la que es, sin duda, una de las novelas del año en España, uno de esos libros que corren como la pólvora, boca a boca, hasta convertirse también en éxitos editoriales. Luiselli narra en Desierto Sonoro la historia de un matrimonio en crisis que decide recorrer en coche todo Estados Unidos, desde Nueva York hasta Arizona, con sus dos hijos pequeños (cada uno de una relación anterior). "Este es el último trozo de grabación que te hago, Memphis", se puede leer en las últimas páginas del libro. Y ser consciente de eso, de que la novela se acababa, sumerge al lector en la tristeza porque Desierto Sonoro es uno de esos libros en los que uno se quedaría a vivir para siempre. Una novela maravillosa en su complejidad, con todos esos cambios de voces, con todos esos documentos que se integran en ella, con esa historia principal, la de la familia, a la que se unen otros relatos igual de importantes, como el del genocidio de los pueblos originarios de Norteamérica o el del éxodo de miles y miles de ciudadanos de Centroamérica (tantos niños...) que se juegan la vida para llegar a la frontera sur de EE UU. Cuántos temas se mezclan en 400 páginas. Y qué bien los une Valeria Luiselli, con que maestría y con cuánta sensibilidad.

Algún día te mostraré el desierto (Alfaguara): Las novelas (biográficas, de autoficción o ficción) que abordan la paternidad empiezan a hacerse hueco en las librerías, así que en esta selección no podía faltar la que seguramente es la mejor representante del año en la temática, Algún día te mostraré el desierto, el diario de paternidad con el que el periodista y escritor peruano Renato Cisneros se desnuda ante los lectores. Desde Karl Ove Knausgard en Un hombre enamorado nadie había hablado de la relación entre escritura (creación) y paternidad con la profundidad con que lo hace Cisneros en este diario repleto de miedos y de culpas, de raptos de egoísmo, de realidad, en el que el autor traza maravillosamente los contornos menos amables de la experiencia paterna. Desde ya un imprescindible para todo aquel que sea o vaya a convertirse en padre.

Génie la loca (Errata Naturae): Es posible que Alessandro Baricco leyese Génie la loca, de la escritora francesa Inès Cagnati, antes de escribir su bestseller Seda, porque en esta joya, premio Deux Magots 1977 recuperada por la editorial Errata Naturae, encontraría seguro la estructura repetitiva de su breve novela, la escritura poética que hace fluir la narración, y la historia de amor. En este caso el incondicional de Marie, una niña pura ternura que busca las migajas de amor de su madre silenciosa, parca en palabras, inaccesible, marcada por un suceso violento del que fue víctima, pero del que todo el mundo parece señalarla como culpable, y que cambió para siempre su vida. Marie sabe muy bien que ella es resultado de ese suceso violento, que lleva encima "la desgracia" de su padre. Por eso sueña con cambiar la suerte de su madre, cambiar el color de sus ojos, "que habían adquirido el color de las lágrimas". Una novela triste y bellísima que se lee de un tirón.

Iluminada (Periférica & Errata Naturae): Julián Rodríguez, editor de periférica tristemente fallecido en este 2019, siempre recomendaba con entusiasmo la lectura de El club de los mentirosos, la primera parte de las incomparables memorias de la escritora norteamericana Mary Karr. Antes de dejarnos, Rodríguez pudo ver publicado el segundo volumen de esas memorias, Iluminada. Cuenta Mary Karr en las páginas de la novela que Toby, un amigo escritor, le escribió una carta que colgó frente a su escritorio. Decía: "No enfoques tu historia como algo que hay que agitar para obtener un fruto aleccionador (...) Cuenta tus historias, y tu historia se revelará sola (...) No tengas miedo de mostrarte irritada, mezquina, obtusa, vil, inmoral, amoral, calculadora, ni cualquier otra cosa. No mires por tu dignidad. A mí me costó mucho llegar a esa conclusión, y te la ofrezco por si te resultara útil". Podemos dar fe de que a Mary Karr no solo le resultó útil el consejo de Toby, sino que lo llevó hasta el extremo para crear una obra maravillosa en su irreverencia y en su honestidad. Si El club de los mentirosos es una crónica tan conmovedora como despiadada y carente de sentimentalismo de una infancia que muchos no hubiésemos superado, Iluminada es el relato de una juventud y una primera madurez ("Lo que más duele de la juventud no son las hostias que da el mundo, sino las estúpidas esperanzas que se hacen pasar por certezas") marcadas por esa infancia que Karr se niega a utilizar como excusa para sus múltiples caídas y tropiezos en el alcohol, en el amor y, por supuesto, en la maternidad.

Lo que fuimos (Duomo): "Mi hija es lo único que me importa en esta vida. Tal vez sea porque no tengo mucho más. Sea cual sea el motivo, así son las cosas, Aram es lo único que tengo. La quiero. De verdad. Pero... ¿quién no quiere a sus hijos? Ella es importante para mí. Quiero que las cosas le vayan bien. Quiero que tenga salud, que sea feliz. Quiero verla a menudo. Quiero todo eso. Pero no me gusta ser madre. Nunca me ha gustado (...) Esa clase de sentimientos no se pueden contar a los demás. Ni como madre ni como mujer. Adoro a mí hija, pero odio ser madre. Y así ha sido desde el primer momento. A veces, incluso la odio a ella por ponerme en esta situación". Este fragmento es un fantástico resumen de Lo que fuimos, la dura y conmovedora historia escrita por la autora iraní criada en Suecia Golnaz Hashemzadeh Bonde. Hay mucho de desarraigo en las más de 200 páginas de la novela, mucho de maternidad, mucho de "apegos feroces" y algo, incluso, de Mi vida sin mí en esta novela absorbente y que se lee de un tirón enganchado a la honestidad de su protagonista, una mujer que ve cómo un cáncer devora su vida mientras ella se aferra a esta para esperar la llegada de su nieta, la niña nacida libre en Suecia que justificará las raíces que un día tuvieron que ser arrancadas de Irán.

Las lealtades (Anagrama): Se lee con una facilidad pasmosa la última novela de Delphine de Vigan, Las lealtades. Y ello no quiere decir que la escritora francesa no exija al lector, algo que hace a través de un estilo narrativo aséptico, que no juzga, que invita a no dejar la historia de sus cuatro personajes principales, dos mujeres y dos adolescentes, tan perdidos como leales. El título de la novela, Las lealtades, no podría ser más propicio. Y es que no hay nadie más leal que un hijo: "Sé que los hijos protegen a los padres y que ese pacto de silencio los conduce a veces a la muerte". Una novela austera, a su manera conmovedora, de desintegraciones familiares, de infancias que se abren al mundo adulto, de adolescencias que levantan muros entre padres e hijos, de docentes con mochilas de las que es imposible librarse; y que deja al lector al final con la boca abierta y un grito ahogado en la garganta.

Ella pisó la luna (Literatura Ramdom House): Quizás la frase que mejor resume esta conferencia transformada en libro que Belén Gopegui ofreció en el ciclo de La Caixa Ni ellos genios ni ellas musas sea esta: “Hay cientos de miles de vidas de mujeres que no solo merecen ser contadas, sino por las que hemos de luchar para que se cuenten, porque ganarle la pelea a las estructuras depende también de las historias que tengamos”. Silencio. Toca procesar esta realidad invisible. Ella pisó la luna es una reivindicación del trabajo que no se ve, el que tiene que ver con cuidar, con sostener, con todo aquello que pasa desapercibido por no ser productivo. Detrás, las mismas de siempre: ellas. Mujeres. Madres. Para hacerlo Belén pone en el centro de la narración a su madre, convirtiendo una historia individual en universal.

El vientre vacío (Capitán Swing): La precariedad laboral y económica, el precio de la vivienda, el coste de la crianza, la ausencia de conciliación. El reloj avanza imparable alimentándose de las dificultades que muchas mujeres tienen hoy para poder tener hijos. La periodista Noemí López Trujillo ha tejido en El vientre vacío el relato de una generación para la que la maternidad se ha convertido en un lujo. ¿Somos libres para decidir si queremos o no ser madres? ¿Podemos decidir realmente cuándo queremos ser madres? “Todo lo que tiene que ver con la maternidad en el “paradigma de la elección” está atravesado por las condiciones materiales”, decía Carolina León en el prólogo de Nacemos de mujer. Dice también León que si pudiéramos hablar con el fantasma de Adrienne Rich nos diría que la institución de la maternidad no ha sido tocada. Que no somos tan libres para decidir si somos madres. Tampoco el cuándo, el cómo o los cuántos. Noemí López Trujillo recoge esta semilla y la planta en un libro híbrido que se alimenta de lo biográfico, de datos e información, pero también de las experiencias vitales de otras mujeres, madres o no, que se han encontrado un panorama desolador al llegar, o al no poder llegar, a la maternidad.

Las madres no (Editorial Tránsito): “Mi primer impulso era escribir sobre la maternidad, y más concretamente sobre el impacto sobre la identidad que yo personalmente sufrí al convertirme en madre. Después me asaltó la idea de una madre que asesina a sus hijos, es decir, la idea de la antimadre, y como ese grandísimo tabú podía poner al descubierto todas las contradicciones de la experiencia maternal”. Lo decía Katxika Aguirre en una entrevista sobre Las madres no, una novela que muestra la maternidad en todas sus dimensiones: la ambivalencia, el miedo, la culpa, la imperfección, las debilidades, el agotamiento, el aburrimiento, el amor incondicional, la protección. Su protagonista es una escritora reconocida que trata de entender cómo una madre –que además es una vieja conocida– puede llegar a matar a sus dos hijos. Lo hace mientras digiere la brutal transformación identitaria que está suponiendo para ella su propia maternidad no planeada. “Yo quería hijos de un modo abstracto y general. Me decía a mí misma que aún tenía un margen de años para materializar esa observación. Aquel, en cualquier caso, no era el momento”. Es un camino largo el que emprendemos con ella de descubrimiento, de experimentación, de análisis, de aceptación. No hay certezas y sí muchos interrogantes en esta novela que te pellizca, que te pone de frente al abismo que se oculta detrás de cualquier tablero Pinterest.

Bienvenida a casa (Alfaguara): Lucia Berlín tuvo cuatro hijos y una vida compleja marcada por la sucesión de trabajos subalternos que le permitían sobrevivir: mujer de la limpieza, recepcionista, operadora... Escribió mucho y bien. ¿Cómo? “En medio de (o gracias a) ese caos, escribía más que nunca”, dice su hijo mayor en el prólogo de Bienvenida a casa. Porque ya se sabe que sus historias están impregnadas de sus vivencias personales, de las personas y de los lugares que conoció. De vida, y de drama. De intensidad. Sin embargo, es gracias a esta pequeña recopilación de textos, fotos y cartas que encontramos la verdad que hay en sus relatos. Bienvenida a casa tiene un hilo conductor: las casas en las que vivió desde su nacimiento en 1936. Y cómo vivió en ellas. Quiénes las habitaron. “He vivido en tantos sitios que da miedo... Pero, precisamente, porque me he movido tanto, los lugares son algo muy importante para mí. Siempre busco... Siempre busco mi casa”. Pese a los terremotos, los divorcios y hasta los desahucios siempre hay un rayo de optimismo en su escritura. Un punto de humor. “Sin calefacción los fines de semana. Niños con manoplas para dormir. Yo, guantes para escribir a máquina. Encima, una fábrica de jamón dulce; mis libros de W.H. Hudson todavía huelen a jamón 25 años después”. Hay mucho del yo hija, del yo madre, del yo escritora en estas páginas tan íntimas como reveladoras.

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