Fuga cinematográfica
La huida de Carlos Ghosn a Líbano es un problema para las autoridades japonesas
Poco antes de esfumarse de su reclusión domiciliaria en Tokio, Carlos Ghosn estuvo charlando con un productor de Hollywood sobre la eventual filmación de un largometraje sobre su vida. El meollo de la película debía ser la crítica al sistema judicial japonés, que el exdirectivo automovilístico pudo experimentar durante 130 días sumando sus cuatro detenciones desde noviembre de 2018, acusado de apropiación indebida por el consejo de la compañía automovilística Nissan.
Tras su fuga de Japón en las últimas horas del año 2019, hay pocas dudas respecto al futuro cinematográfico de la peripecia del directivo de triple nacionalidad: brasileña, francesa y libanesa. Tantas como incógnitas respecto a una operación que permitió eludir la vigilancia japonesa y aterrizar en Beirut en un avión privado después de pasar por Turquía, y dejó en muy mal lugar al sistema judicial nipón y, sobre todo, al juez que le puso en libertad bajo fianza de 12 millones de euros. La fuga plantea un problema a las autoridades japonesas, que todavía no han proporcionado explicaciones, por las relaciones entre Francia y Japón, países donde radican las empresas de la alianza entre Nissan, Mitsubishi y Renault. Pero también por la triple nacionalidad del exdirectivo, que le ha permitido desplazarse con mayor libertad y radicarse en Líbano, sin tratado de extradición con Tokio.
Carlos Ghosn, con 65 años, ha pasado de la cumbre de una carrera empresarial a una situación de fugado, algo nada ejemplar tratándose de la elusión de la acción judicial de un Estado de derecho democrático. Su caso también debe suscitar una reflexión, no tan solo de las autoridades japonesas, respecto al abuso de la prisión preventiva y a los márgenes de acción de la Fiscalía, acusada por Ghosn de conspirar con los directivos rivales que querían destituirle. Sería una lástima que las graves acusaciones que pesan sobre Ghosn no terminaran elucidadas en un juicio público y justo en el país donde se produjeron los presuntos delitos, que es Japón, y que todo terminara con la producción de una exitosa serie televisiva.
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