La lectura como regalo
En una época regida por la tiranía de la inmediatez existe un objeto que sigue oponiendo resistencia: ¡el libro! Las tabletas, los ordenadores y otras pantallas todopoderosas capturan la atención de los niños, cuando los libros liberan la mente y amplían los horizontes. La escritura evoca imágenes que emergen de las profundidades de nuestro ser. Las palabras son ventanas detrás de las que cada persona imaginará un mundo y viajará a su propia isla del tesoro. ¿Quién no recuerda la alegría que se siente de niño cuando se tiene un libro favorito que devora escondido bajo la colcha después de apagar las luces? Dar a los más pequeños el gusto por la lectura es hacerles un regalo para toda la vida. Leer también significa rebelarse contra el ritmo frenético impuesto por nuestros tiempos. Ofrecer un libro es regalar un tiempo suspendido, un momento privilegiado para uno mismo... Y está probado: ¡leer hace que liberemos endorfinas! Así que al pie del árbol no olvidemos poner los libros de papel como tantas promesas de viajes y aventuras en el país de la imaginación.
Marie-Lys de Cerval. Madrid
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