Cómplices de Vox
El PP está rompiendo el consenso contra la violencia de género debido a la presión de la ultraderecha
El consenso institucional que desde hace años se mantenía frente a la violencia machista ha comenzado a resquebrajarse. Por primera vez desde 2005, el Ayuntamiento de Madrid no emitirá este año, por exigencia de Vox, una declaración institucional con motivo del día internacional contra la violencia de género que se celebra hoy. Lo mismo ocurrirá en otros Ayuntamientos y comunidades autónomas donde PP y Ciudadanos han formado gobierno con apoyo de Vox y han acabado aceptando las exigencias del partido ultraderechista. La falta de acuerdo para las declaraciones institucionales marca un punto de inflexión que puede tener nefastas consecuencias, pues rompe un consenso general que con esfuerzo de todos se había alcanzado y mantenido durante años. Fruto de ese consenso fueron la Ley Integral contra la Violencia de Género de 2004, la asunción del Convenio de Estambul en 2014 y la Ley de Igualdad Efectiva de Hombres y Mujeres de 2007. Son las leyes que amparan las políticas con las que las distintas Administraciones tratan de frenar la violencia machista, que desde 2003 ha provocado el asesinato de 1.027 mujeres, 51 de ellas en 2019.
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La facilidad con la que el PP ha transigido ante el discurso de Vox hace dudar de sus convicciones sobre una realidad lacerante frente a la que no caben ni la frivolidad ni el oportunismo político. Estamos hablando de un fenómeno que exige la protección permanente, con seguimiento policial, de 57.000 mujeres, y que además de la vida de las asesinadas se lleva con frecuencia la de sus hijos. Desde 2013 han sido asesinados 25 menores y 243 han quedado huérfanos. Se trata, además, de un tipo de violencia que se esconde con frecuencia en la intimidad del hogar y utiliza el amedrentamiento para lograr el silencio de la víctima. El 70% de las mujeres asesinadas no habían presentado denuncia y el 64,9% convivía con el agresor en el momento de su muerte. Así lo constata el último informe del Consejo General del Poder Judicial, según el cual “el silencio de las víctimas es un factor de riesgo para la vida de las mujeres maltratadas”.
Ante esta realidad resulta temerario sumarse a la estrategia de Vox, cuyo propósito es silenciar el problema por el procedimiento de negarlo y de desacreditar al mismo tiempo a quien con más empeño ha sostenido la lucha contra la violencia machista, el movimiento feminista. Al pretender que se sustituya el término violencia de género por el de violencia intrafamiliar, Vox busca sacar del debate político las causas estructurales que la hacen posible. El discurso negacionista contribuye a legitimar y perpetuar la cultura machista y también la desigualdad que está en el origen de la violencia contra las mujeres. Un partido con voluntad de gobierno como el PP no puede ser cómplice de semejante estrategia.
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