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Columna
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Un pacto para recuperar el futuro

Es necesario que PSOE y UP presenten un contrato a la sociedad, negociado exhaustivamente hasta tener una hoja de ruta transparente y rigurosa

Teodoro León Gross
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Congreso con el documento del principio de acuerdo.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Congreso con el documento del principio de acuerdo.Jesús Hellín (Europa Press)

PSOE y UP han entendido la necesidad de cambiar el eje temporal de la política y volver a colocar ésta en el futuro. Hasta el momento ha sido irresistible mirar atrás, y el peso del pasado contamina, irreparablemente, la escenificación del pacto del abrazo que más bien debía llamarse "el pacto de las dos elecciones" o "el pacto de los seis meses". El acuerdo trata de calmar el descontento de quienes han visto, con frustración, correr el tiempo por tacticismo oportunista mientras siguen en paro o no les alcanza con su salario a evitar la pobreza energética, o mientras se deteriora la convivencia en Cataluña. En definitiva hay urgencias en la agenda social, pero también en la economía y en la cohesión territorial, que requieren Gobierno, de modo que se ha impuesto la necesidad de enviar a la sociedad el mensaje balsámico de que sí habrá Gobierno. A saber cuánto de balsámico podrá resultar, pero PSOE y UP han entendido que era urgente devolver la política española al plano del futuro, que es donde puede haber algo de esperanza.

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La escenificación elegida, de hecho, sólo se entiende bajo la perentoriedad de apaciguar el ánimo colectivo. Entre la perplejidad y la indignación, se ha visto encarrilar la gobernabilidad con un café y unas líneas genéricas después de seis meses de zozobra entre vetos y descalificaciones. Claro que el trampantojo de ese abrazo en 24 horas puede engañar al ojo pero difícilmente hacer olvidar las advertencias de Sánchez sobre Iglesias y "la extrema izquierda": que le quitaba el sueño a él y a casi todos los españoles; que se necesita un vicepresidente que defienda la democracia y no hable de presos políticos; que en Europa inquietaba Podemos como amenaza para la estabilidad presupuestaria; que no podía haber dos gabinetes en uno; que no eran de fiar, tanto que incluso cabía temer que no respetaran el secreto de las deliberaciones de los Consejos de ministros… Y hay más, tanto de ida como de vuelta. Claro que la política es "el arte de lo posible", y tras la repetición electoral, se ha impuesto la necesidad de actuar para dejar de mirar atrás. Atrapados en el pasado, decía Willy Brandt, no se progresa.

La capacidad de PSOE y UP de generar confianza, no obstante, parte con un buen handicap. Tal vez habría resultado más convincente establecer mesas de negociación, y avanzar en acuerdos programáticos transparentes, antes que la performance del abrazo. Al cabo, la confianza se gana mejor progresivamente que en 24 horas; y la credibilidad también. De cualquier modo, van a necesitar mucho más que un decálogo genérico. En los dos ejes clave hay dudas. La economía va a enfrentar un horizonte inquietante; y no es fácil imaginar a Podemos actuar lealmente con la ortodoxia comunitaria que representa Calviño a la que siempre han denostado. Y en Cataluña, Iglesias ha defendido hasta ahora la autodeterminación y la entelequia del derecho a decidir, además de comprar el discurso de los presos políticos. El borrón y cuenta nueva no será sencillo. Solo esto ya va a poner muy a prueba la confianza en el Gobierno de coalición, si suma apoyos. De ahí la necesidad de que presenten un contrato a la sociedad, negociado exhaustivamente hasta tener una hoja de ruta transparente y rigurosa. Entonces se podrá mirar con algo de esperanza hacia adelante.

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Sobre la firma

Teodoro León Gross
Málaga, 1966. Columnista en El País desde 2017, también Joly, antes El Mundo y Vocento; comentarista en Cadena SER; director de Mesa de Análisis en Canal Sur. Profesor Titular de Comunicación (UMA), licenciado en Filología, doctor en Periodismo. Libros como El artículo de opinión o El periodismo débil... Investigador en el sistema de medios.

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