Me duele Galicia
Amo Galicia, tengo una raíz tan profunda y fuerte como para sentirme gallega, como para ir cada año a pasar el tiempo que puedo, como para que la boca se me llene de Galicia cuando hablo de ella. Y todo ello aún viviendo fuera de allí desde los nueve años. Pero no todo es magia, no todo es paisaje bellísimo y deliciosa gastronomía. Galicia también me duele. Me duele cuando veo patrimonio mal valorado, porque sé que de estar en otros lugares, lo mimarían y sacarían chispas de ello. Pero sobre todo, Galicia me duele por sus incendios y sus incendiarios. ¿De verdad la codicia puede acabar con el verde, la vegetación, la masa forestal gallega? Vivo en un lugar donde también hay monte, hay árboles, bosques... pero no arden. No acabaré nunca de llorar que Galicia arda por los cuatro costados… a manos gallegas, para peor ser. Enseguida hablaremos del desierto gallego con espectaculares playas. ¡Cuánta estupidez, cuánto dolor!
María Dolores Fernández Méndez. Bilbao
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