Barracones en los colegios
En pleno siglo XXI, que un número no despreciable de escolares (y docentes) inicie el curso en barracones, simplemente resulta indigno e indecente. Estas estructuras, diseñadas para otros fines, no pueden actuar como aulas de forma permanente, y sus condiciones distan mucho de cumplir los requisitos básicos de salubridad y seguridad. Aunque las competencias educativas estén transferidas, el Estado y la UE tendrían que prohibir por ley este tipo de soluciones crónicas, llegando a normalizar algo que resulta una verdadera anomalía, independientemente de la comunidad autónoma y Gobierno de turno. Los barracones, en una situación puntual, pueden entenderse, pero de forma temporal y limitada. Perpetuarlos es una aberración del sistema, un retroceso.
Ramón Puchades Rincón de Arellano, Valencia.
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