_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La gran paradoja

Por increíble que parezca, todos los fenómenos que alimentan la incertidumbre son el resultado de decisiones políticas deliberadas y perfectamente conscientes

Máriam Martínez-Bascuñán
Diego Mir

La gran paradoja del momento es que al mismo tiempo que los dirigentes nos dicen que vivimos tiempos de incertidumbre, quienes hoy la provocan son los propios líderes políticos. La inseguridad proviene de la política misma. La guerra comercial entre Estados Unidos y China es fruto de una decisión política, como lo fue el Brexit o el repliegue identitario, o como lo son también el proteccionismo o la ficción de una crisis migratoria europea. Por increíble que parezca, todos estos fenómenos que alimentan la incertidumbre son el resultado de decisiones políticas deliberadas y perfectamente conscientes.

Más información
EDITORIAL | Violencia en Hong Kong
Hong Kong, la revuelta del futuro

Lo dramático es que ocurra en un momento en el que debemos compartir un mundo globalizado con regímenes autoritarios que juegan con ventajas competitivas: impermeables a los vaivenes de la opinión pública, pueden fijar objetivos estratégicos a largo plazo sin estar sometidos a nuestras fluctuaciones emocionales o a la lógica del calendario electoral. Pero, ¿por qué las democracias tienen tantas dificultades para ofrecer soluciones? Quizás porque solían ser más flexibles. La democracia funcionaba porque permitía llegar a consensos, lo que la hacía adaptarse mejor a las contingencias del presente, pero su actual rigidez es fruto de una polarización provocada y dirigida por quienes extraen de ella un beneficio electoral. La contradicción está en que, cuanto más rígidas se hacen las democracias al ser incapaces sus actores de llegar a acuerdos, tanto más se las estira como chicles hasta expandir temerariamente las reglas del juego.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

No nos llevemos a engaño: los sistemas autoritarios muestran cierta eficacia frente a los retos globales y complejos, pero de la misma forma que en nuestras democracias estamos padeciendo tics autoritarios, en los regímenes autoritarios se observan reacciones democráticas. Lo vemos en Hong Kong, Rusia o Turquía, y en lugares más cercanos a nuestro modelo, como Italia y el Reino Unido, donde el sector más saludable de su arco político comienza a reaccionar tímidamente frente a quienes aspiran a llevar a estos países por la senda populista. Tales signos esperanzadores indican que, a largo plazo, lo que es realmente flexible es la democracia, pero debe ser una democracia con actores responsables capaces de asumir el papel que les corresponde. Las democracias fracasan por su inoperatividad, bien lo aprendimos con Weimar: es entonces, cuando son percibidas como ineficaces, cuando provocan el cansancio y hartazgo de la gente, y cuando ese hartazgo se traduce en ira y se traslada en votos a formas autoritarias. Aunque aquí, por supuesto, nuestros líderes parezcan no enterarse de nada.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_