De película
Mi nombre no es Kane; no soy ni bueno ni feo ni malo. Era un zagal en la época del gran dictador. Me enamoré en Casablanca de Rebeca, una gata, con faldas y a lo loco, sobre un tejado de zinc: ¡Qué bello es vivir! El viento nunca se llevó mi anhelo de conocer Oz. Vivo tiempos modernos donde la gran evasión tecnológica es la ventana indiscreta que nos mudó en corderos silenciosos. Existir se ha convertido en una odisea en el espacio; sin embargo, canto bajo la lluvia y doy gracias por no ser, aún, un alien.
F. Javier Santos
Santiago de Compostela (A Coruña)
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