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Jennifer Lopez conquista la Costa del Sol pero veta a la prensa

La artista norteamericana actuó en Fuengirola para celebrar su 50 cumpleaños ante 14.000 personas en un concierto en el que prohibió la entrada a los medios de comunicación

Nacho Sánchez
Jennifer López, en Fuengirola.
Jennifer López, en Fuengirola.Kim Celens

Llegó, vio y venció. Jennifer Lopez conquistó anoche la Costa del Sol con un enérgico concierto junto a la antigua fortaleza árabe de Sohail, en Fuengirola. La diva del Bronx deslumbró a las 14.000 personas que se dieron cita en el Marenostrum Castle Park Festival, a un paso de la playa del Castillo. El aroma a sal fue el perfecto invitado para que Jlo siguiera celebrando los 50 años que cumplió el pasado 24 de julio y que son el eje sobre el que se sustenta la gira It´s my party tour. Apareció entre botellas de Möet & Chandon y cuando solo llevaba diez minutos sobre el escenario, el público le cantó espontáneamente el cumpleaños feliz. “Os quiero mucho”, respondió sonrojada la actriz y cantante, que vivió uno de sus momentos más emotivos cuando compartió micro con su hija Emme, fruto de su relación con Marc Anthony. La niña, de 11 años, ya asombra al mundo con su extraordinaria voz.

La estrella estadounidense protagonizó el sueño de una noche de verano en el calor del agosto malagueño. No actuaba en España desde 2012, pero esta vez su visita ha sido fugaz. Aterrizó en la tarde del miércoles en el aeropuerto Pablo Ruiz Picasso junto a un séquito de casi 200 personas repartidas en dos aviones. El contrato de confidencialidad con la promotora del evento ha hecho que apenas se sepa nada de su paso por tierras malagueñas. Descansó en un hotel de gran lujo en las cercanías de Marbella y solo se ha dejado ver sobre el escenario. Su estancia, además, ha sido corta. Esta misma noche continúa su gira en El Alamein, ciudad al norte de Egipto junto a un Mediterráneo, que antes visitó en Israel. Allí, además de actuar tuvo tiempo para darse un baño junto a su pareja, el exjugador de béisbol Alex Rodriguez, y sus hijos. La última parada la tendrá el domingo en San Petersburgo, Rusia.

“Hablaré lo que pueda en español”, anunciaba Jennifer Lopez, que en Fuengirola fue coreada como Jenny una y otra vez y mezcló el castellano y el inglés cuando hablaba. El público -buena parte extranjero- se dio cita para verla hasta tres horas antes del concierto y la esperaba con impaciencia. También desde los palcos VIP, donde se dio cita un buen abanico de caras conocidas. Entre ellas, Carmen Lomana -que pasa sus vacaciones en Marbella, donde se ha dejado ver en numerosos eventos- el actor malagueño Pepón Nieto o la actriz Esther Arroyo. También Eva González y su marido Cayetano Rivera. El torero subió una foto a Instagram: “Espero estar igual de bien que Jennifer Lopez a los 50... o la mitad de bien”, comentaba junto al selfi que dejaba ver el gran ambiente en el recinto. La fiesta no estaba solo dentro. En la playa el ambiente era el de la noche de San Juan y cientos de personas siguieron el espectáculo de oídas mientras celebraban sus moragas.

El concierto empezó con 30 minutos de retraso mientras las enormes pantallas anunciaban el largometraje Hustlers y el programa televisivo World of Dance, producciones en las que participa Jennifer Lopez. La cita arrancó también con polémica ya que no se permitió a los periodistas acreditados acceder al espacio donde se celebraba el evento. A hora y media de su inicio, un comunicado avisaba de que la oficina del artista no lo permitía. Los gráficos se quedaron en la puerta. Único punto negro en una noche que confirmó al Marenostrum Castle Park Festival como gran alternativa al Starlite de Marbella para saborear el verano musical en la Costa del Sol.

“Este es un cumpleaños muy grato. Me ha hecho pensar en la vida. En los tiempos difíciles y también en las épocas lindas de mi vida”, decía la cantante mientras repasaba algunos de los temas más conocidos de los ocho álbumes que conforman su carrera musical. Dinámica, enérgica y sensual, no paró en las casi dos horas que estuvo sobre el escenario. Solo descansó para perderse en el backstage y cambiarse hasta seis outfits diferentes. Del mono con transparencias y strass al vestido de tul en tonos rojos y borgoñas o el top de escote corazón con lentejuelas y cadenas. A sus 50 años, Jlo demostró en su fugaz paso por Fuengirola que mantiene como nunca su reinado en el pop más latino.

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