_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Melville

Su 'Moby Dick', libro total que es novela, poema, ensayo... plegaria y blasfemia, ha acompañado mi vida desde la niñez

Fernando Savater
El escritor estadounidense Herman Melville.
El escritor estadounidense Herman Melville.

La próxima semana se cumplen doscientos años del nacimiento de Herman Melville, un escritor al que podemos calificar de “grande” sin miedo a ser desmentidos por los siglos. Su Moby Dick, libro total que es novela, poema, ensayo... plegaria y blasfemia, ha acompañado mi vida desde la niñez. Lo he leído una y otra vez, completo y abreviado, en el original y en traducciones, en forma de cómic, en varias películas, hasta en teatro. Conozco algunas de las infinitas variaciones que existen sobre el tema central, la última y muy original es El mar de hierro debida a China Miéville. Seguiré volviendo a la caza de la ballena blanca. Suelo creer que todo mi ridiculum vitaeno es más que el esfuerzo por desentrañarla. Y en la última hora estaré preparado para decir: “¡Hacia ti avanzo, cachalote destructor e inconquistable! Desde el fondo del infierno te apuñalo...”.

Pero Melville tiene también otros registros, en formatos más breves pero no menos sugestivos, como Bartleby, el escribiente o Billy Budd. Historias contadas desde un ángulo del escenario, nunca suficientemente explicadas y por eso mismo hipnóticas, que responden al precepto luego dictado por Rudyard Kipling: “Contar el relato como si uno no lo entendiera del todo”. Mi preferida es Benito Cereno, de ambiente marino como lo mejor del autor, con un toque de extrañeza que se va convirtiendo gradualmente en sorpresa aterradora digna de Poe. No hace falta leerla como una alegoría de o una parábola sobre la iniquidad del poder para disfrutar con escalofrío de ella; pero si nos decidimos por la perspectiva metafórica, aceptemos el vértigo que va y viene entre opresor y oprimido, entre salvajismo y civilización. Melville aprendió estilo de la Biblia, escrita por Dios para que no entendamos sin precauciones.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_