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Penélope Cruz, sobre sus experiencias al dar a luz: “Me forcé a ser una supermujer”

La actriz, en una conversación con Gwyneth Paltrow, asegura que sintió una gran presión por estar perfecta al tener a su primer hijo, Leo

Penelope Cruz y Gwyneth Paltrow, en su charla en Londres.
Penelope Cruz y Gwyneth Paltrow, en su charla en Londres.Darren Gerrish (Getty Images)
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Es poco frecuente escuchar a Penélope Cruz pronunciarse acerca de su vida personal; su marido, el también actor Javier Bardem; o sus hijos, Leo y Luna. Sin embargo, la actriz ha roto ahora ese meditado silencio para hablar acerca de la maternidad con Gwyneth Paltrow, de la que es amiga desde hace años. 

Cruz y Paltrow han estado juntas en un evento organizado por la ganadora del Oscar por Shakespeare enamorado, que es a su vez fundadora de la plataforma de bienestar y estilo de vida Goop, a través de la que ha organizado esta charla en Londres. En ella, Cruz ha hablado acerca de cómo fue la llegada al mundo de su hijo Leo, que nació en enero de 2011 en Los Ángeles, California; y también de Luna, nacida en julio de 2013 en la clínica Ruber de Madrid. La actriz cuenta que, especialmente después de su primer parto, sintió una gran presión por sentirse perfecta y que no pensó en ella misma ni en los cuidados que necesitaría después de dar a luz. 

"Me di cuenta de que la sociedad me había metido en la cabeza un montón de cuentos de hadas y de películas y de mensajes, porque cuando dejé el hospital la primera vez y cuando lo dejé la segunda era dos mujeres diferentes", contaba, en referencia a sus dos experiencias. "La primera vez, me forcé a mí misma a ser una supermujer del tipo: 'Tendré un parto natural y a las doce horas estaré saliendo del hospital subida a mis tacones", relataba.

"Ahora echo la vista atrás y me digo: '¿Quién te pidió que hicieras eso? ¿Quién te dijo que no delegaras, que sintieras que tenías que hacerlo todo las 24 horas del día y que te olvidaras de cuidar de ti misma?. Según la actriz, "eso no tiene nada que ver con el feminismo": "No me respetaba a mí misma haciendo eso".

Penelope Cruz y Gwyneth Paltrow, en Londres.
Penelope Cruz y Gwyneth Paltrow, en Londres.Darren Gerish (Getty Images)

Su forma de afrontar el parto y la llegada al mundo de sus hijos cambió con la llegada de la segunda, Luna. "Entonces dije que me quedaría tres días en el hospital", relata. "Me tumbé en la cama con mi bebé y mi otro bebé pasaba por allí y mi marido estuvo estupendo y fue de gran, gran ayuda... Pero tienes que darte cuenta de que tienes que comer, que dormir, que darte una ducha, básicamente".

En octubre de 2017, Cruz mantuvo otra conversación similar con la fundadora de Goop en la que también habló de sus hijos y de cómo la maternidad la había cambiado. En una entrevista que le hacía Paltrow para la revista Interview, Cruz se declaraba "feliz" de que su ego se hubiera "vuelto más pequeño con el paso del tiempo". "Solía tener tanto miedo a lo que la gente pudiera pensar de mí, de si iba a ser aceptada o querida, que dedicaba mucha energía a cultivar la percepción que quería que se tuviera de mí. Pero cuando me convertí en madre, algo cambió dentro de mí y dejé de preocuparme por esas cosas", relataba. Entonces también contaba que apenas pasaba tiempo lejos de sus hijos, y que si no estaba trabajando dedicaba todo su tiempo "a ejercer de madre". Cuando nació su primer hijo contó en Harper's Bazaar que pretendía hacer "una película al año, quizás dos, pero no más", para poder dedicarse a su familia.

"Cuando me hablan acerca de envejecer como actriz, pienso ‘¿qué mierda es esta? No voy a darle ni dos minutos a su pregunta’. Y es que algo cambió cuando di a luz a mi hija y empecé a pensar: ‘¿Por qué las mujeres todavía tienen que estar hablando de esto? Es una locura", decía en esa misma entrevista. 

También hace poco, en febrero de 2018, contaba una curiosa anécdota sobre cómo cambia el final de las historias que les cuenta a sus hijos. "Cuando les leo cuentos de hadas a mis hijos por la noche, siempre estoy cambiando los finales, siempre, siempre, siempre, siempre. Que le jodan a Cenicienta, a la Bella Durmiente y a todas las demás. Hay mucho machismo en esas historias y eso puede tener un efecto en la forma en que los niños ven el mundo. Si no tienes cuidado, empiezan a pensar: 'Ah, entonces los hombres deciden todo", explicaba entonces. "En mi versión de Cenicienta, cuando el príncipe dice: '¿Quieres casarte?', ella responde: 'No, gracias, porque no quiero ser una princesa. Quiero ser astronauta o chef".

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