Las siete vidas de Feliciano López
El tenista español, que cumplirá 38 años y se casa por segunda vez, continúa en el circuito pese a que sopesaba la retirada en su temporada más complicada: “Es difícil dejarlo cuando aún eres competitivo”
Apenas prueba el pan, controlado y de centeno siempre. Ni rastro de la leche y por supuesto nada de refrescos. Prima la verdura, el pescado y el arroz, este último en lugar de la pasta. A la natación le ha añadido el yoga y una espartana rutina diaria de entrenamiento preventivo. Y por encima de todo está el hambre, la motivación y el deseo de dilatar una carrera que se estira ya durante 22 años y que al parecer, según desprende el protagonista, se prolongará al menos una temporada más.
Rumbo a los 38 años, muy pocos detalles quedan ya al azar en la vida de Feliciano López (Toledo, 20 de septiembre de 1981), el estiloso tenista zurdo que la semana pasada retornó al primer plano con un triunfo tan brillante como inesperado sobre el césped roído de Queen’s. Pero no porque el toledano no se desenvuelva bien sobre el verde, todo lo contrario, sino porque hasta hace una semana Feli se encontraba ante una encrucijada terminal: seguir o no seguir en el circuito.
Había transcurrido hasta la captura de su séptimo título el periodo más difícil de toda su trayectoria: medio año lleno de espinas porque no terminaba de encontrarse y su hercúlea figura, esto una novedad, le empezaba a traicionar. La musculatura le falló en enero, después fue compitiendo a duras penas y hasta llegar a Londres tan solo sumaba tres victorias. Aterrizó como el 113 del mundo, fuera de esa zona noble que habitó durante 17 años consecutivos, desde 2002, y gracias a la cortesía del torneo londinense, que le concedió una invitación.
Llegaba alicaído Feli, dándole vueltas a la cabeza y rumiando entre dudas el futuro. Sin embargo, se marchó de un modo radicalmente distinto: con dos trofeos en las manos –el individual y el dobles, este junto a Andy Murray–, dando un salto de 60 puestos en el listado –hoy día es el 53 de la ATP, aunque todavía lejos de su mejor ranking histórico, el 12, en marzo de 2015– y con una decisión firme en la cabeza. Pese al declive de principios de año y el zozobroso debate interior, continuará. Deportivamente, tiene siete vidas.
“Mi idea era jugar este año y ver cómo acababa”, admitía a la agencia EFE después de triunfar en Queen’s. “Y si me metía entre los 100 primeros, jugar el año que viene los Grand Slams para mantener el récord”, adelantaba el pasado domingo el jugador que más grandes consecutivos ha disputado: 70 con el Wimbledon que arrancará este lunes. “Al final, es difícil dejar el tenis si todavía eres una persona competitiva. Es verdad que es muy bonito dejarlo en lo más alto y en algún momento pensé: gano Queen’s, en individual y dobles, y cuelgo la raqueta. Y, señores, no me van a ver más…”, contaba.
El círculo de siempre y Sandra Gago
De repente, cuando muy pocos lo esperaban, todo ha cambiado. Feliciano vuelve a sonreír con la raqueta y también es feliz sin ella. En mayo, de traje y corbata, ejerció por primera vez como director del Mutua Madrid Open, labor ejecutiva que ejercerá de aquí en adelante. Y le arropa su entorno de siempre: su padre Feliciano, su madre Belén y su hermano Víctor; también su técnico, ‘Pepo’ Clavet; su preparador físico, Vicente Calvo (al que recuperó en enero) y su agente, Enric Molina; y siguen ahí sus amigos de toda la vida.
Tras un primer matrimonio tormentoso con la modelo Alba Carrillo, en breve pasará otra vez por el altar para casarse con su prometida Sandra Gago. Esta es una joven madrileña de 23 años que estudió Periodismo y ejerce también como modelo. La relación dura un año y medio, y en Queen’s presenció en directo el éxito de su futuro esposo. “Al principio solo me veía perder, pero por fin he podido demostrarle que soy un jugador decente…”, bromeó Feli durante el parlamento.
Residente en Pozuelo de Alarcón –exhibió la lujosa casa en el programa Mi casa es la tuya, conducido por su amigo Bertín Osborne–, su nombre no aparece asociado a ninguna empresa del Registro Mercantil, aunque sí el de su hermano como consejero de la promotora inmobiliaria Tennis Felo SL, según precisa Vanitatis. Mientras avanzan los años, él sigue a lo suyo, que es el tenis. Y cada vez que asoma la retirada en el horizonte, cada vez que parece llegar el final, Feliciano vuelve a alzar el vuelo.
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