_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Barcos sin honra

Muchos analistas, y unos pocos políticos, demandan sacrificios patrióticos a algunos partidos, a sabiendas de que pagarán un coste electoral

Víctor Lapuente
Vista general del hemiciclo durante la sesión constitutiva del Congreso de los Diputados el pasado 21 de mayo.
Vista general del hemiciclo durante la sesión constitutiva del Congreso de los Diputados el pasado 21 de mayo.Javier Lizón (Pool)

Gracias a la revista Science, la semana pasada supimos que, de media, el 40% de la población mundial devolvería una cartera extraviada a su dueño. Y ese porcentaje sube al 50% si la cartera contiene dinero. Curiosamente, somos más honestos cuando ser egoísta es más tentador. Pero las diferencias entre países son enormes. Mientras solo una de cada cinco personas en China o Marruecos está dispuesta a devolver una cartera perdida, en Nueva Zelanda o Dinamarca son cuatro de cada cinco.

Y, gracias a los periódicos, la semana pasada constatamos que, salvo meritorias excepciones, nuestros políticos anteponen su interés personal (ni tan siquiera el del partido) al general. Buscan los votos o los cargos, no el bien común. Dando la vuelta al viejo refrán, nuestros representantes prefieren los barcos sin honra a la honra sin barcos.

Ambas informaciones tratan de la capacidad de autosacrificio de los individuos para beneficio de su comunidad. Y revelan una verdad profunda sobre la naturaleza humana: dejamos de ser egoístas si tememos perder prestigio social. No somos honestos, o deshonestos, por nacimiento. La genética no puede explicar unas divergencias nacionales tan abismales en los estudios sobre honestidad. La clave son las normas sociales. En unos países está bien visto colaborar con desconocidos. En otros, la solidaridad queda restringida a familiares, amigos y demás miembros del grupo con el que te identificas. Ayudar a la sociedad en su conjunto no solo es ingenuo, sino una traición a tu tribu.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

España está en una posición intermedia. Prácticamente, la mitad de los españoles devolveríamos la cartera y la otra mitad nos la quedaríamos. Esta división social podría ayudar a entender por qué tenemos tanto conflicto moral en la política. No tenemos un estándar nacional sobre qué es lo correcto cuando un político se enfrenta a una disyuntiva entre sus objetivos y los del país. Muchos analistas, y unos pocos políticos (la mayoría, retirados), demandan sacrificios patrióticos a algunos partidos, a sabiendas de que pagarán un coste electoral, como la abstención de PP y Ciudadanos esta legislatura o la del PSOE en la anterior. Pero muchos consideran estos ejercicios una “traición a sus votantes”.

¿Qué norma se impondrá, la de los halcones o la de las palomas? La respuesta depende de si los votantes premiaremos más la honra o los barcos. @VictorLapuente

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_