_
_
_
_

El gallo ‘Maurice’, al banquillo por cantar demasiado temprano

El juicio, previsto para hoy en la localidad francesa de Rochefort, aplazado hasta el 4 de julio

Corinne Fesseau con el gallo Maurice en el jardín de su casa de Saint-Pierre-d'Oleron, este miércoles.
Corinne Fesseau con el gallo Maurice en el jardín de su casa de Saint-Pierre-d'Oleron, este miércoles.XAVIER LEOTY (AFP)
Más información
Pero... ¿alguna vez el turismo rural fue rural?

Maurice, un gallo de la isla de Oleron, en el suroeste francés, ha sido sentado en el banquillo por cantar demasiado temprano y molestar con sus cacareos a unos vecinos de su granja. La vista prevista para este jueves en un tribunal de Rochefort, ha sido aplazada hasta el 4 de julio para intentar una conciliación entre los demandantes, una pareja de jubilados, y la dueña del ave, Corine Fesseau. Los litigantes llevan 35 años peleando porque el veterano Maurice cumple con su obligación animal: cantar antes del alba obedeciendo a su reloj interno que, como a sus congéneres, le alerta de la hora del amanecer, incluso en los cambios de estación.

La larga polémica del gallo ha levantado un gran debate en Francia sobre qué es el mundo rural y qué se busca en lo que se ha llamado turismo rural. Los demandantes son dos jubilados que viven en un entorno urbano y que solo van ocasionalmente a su residencia en la isla, especialmente en el periodo vacacional. "Vienen solo dos veces al año a la isla", ha dicho Fesseau sobre sus vecinos demandantes a la cadena de televisión France 3.

El caso, aunque anecdótico, ilustra a la vez los temores de que desaparezca el mundo rural en Francia, debido al declive de la actividad agrícola y ganadera y al éxodo de los jóvenes hacia la ciudad. El caso ha llevado al alcalde de la localidad de Gajac, Bruno Dionis du Séjour, un granjero jubilado, a publicar una enardecida carta para defender el "derecho" de las campanas de las iglesias a repicar, de las vacas a mugir y de los burros a rebuznar.

La alusión a las campanas se debe a una disputa que se desató el año pasado en un pueblo de la región de Doubs (este), donde los propietarios de una residencia de vacaciones se quejaron de que estas repicaban a las siete de la mañana, demasiado temprano a su entender. "Cuando se critica a las campanas, se ataca a todo el pueblo", ha asegurado a France Presse el alcalde de Gajac,

La dueña del gallo, por su lado, ha mostrado su disposición al diálogo. pero acusa a los demandantes de no haber intentado ningún tipo de acuerdo. Su abogado, Julien Papineau, había asegurado antes de la vista de este jueves que "no fue posible ninguna conciliación".

El letrado de los demandantes, Vincent Huberdeau, ha asegurado por su parte que sus "clientes escribieron al alcalde de Saint-Pierre-d'Oléron, Christophe Sueur, para encontrar un arreglo amistoso. Buscaron una conciliación. Piden paz y tranquilidad [...] Solo quieren que encierren al gallo durante la noche. Es una urbanización, no estamos en medio del campo", agregó.

"Hoy denuncian el cacareo, y mañana ¿qué será? ¿Las gaviotas? ¿El ruido del viento? ¿Nuestros acentos?", se ha indignado el alcalde de Saint Pierre de Oleron, Christophe Sueur. 

El asunto es que, aunque encierren al gallo, este cantará con seguridad antes de que despunte el día. Una investigación de la Universidad de Nagoya, en Japón, ha elaborado un estudio que demuestra que los machos no necesitan señales externas de luz para saber cuándo comenzar a cantar. No cacarean para molestar a los humanos, sino para atraer a hembras y dejar claro a otros machos quién es el gallo del corral. Y cantarán también a cualquier otra hora, si les place, aunque sea el momento de la siesta.

España ha vivido recientemente un caso similar, aunque no llegó al juzgado. El abril pasado, un hotel rural de Cangas de Onís, en Asturias, había conseguido que se cerrase un gallinero cercano porque los cacareos de gallinas y cantos de los gallos molestaban a sus clientes. El corral acabó cerrado, pero por carecer de licencia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_