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Mozambique se recupera a duras penas de su segundo ciclón Poco después de Idai llegó Kenneth a 220 kilómetros por hora y castigó el noreste del país africano dejando un rastro de 45 muertos, más de 100 heridos, 250.000 damnificados y mucha devastación. El agua que lo ha inundado todo aún no ha mermado en muchas zonas. Y falta ayuda El pasado 25 de abril, el ciclón Kenneth golpéo el norte de Mozambique y a su paso ha dejado 45 muertos, más de 100 heridos y unos 250.000 damnificados. Este desastre natural ha golpeado al país africano apenas un mes después del devastador Idai, que provocó un millar de víctimas mortales. En la imagen, un niño posa delante de su casa destrozada en la localidad de Pemba, una de las más afectadas, a la espera de que su escuela reabra. El archipiélago de las Quirimbas también ha resultado gravemente afectado. Algunas de sus islas, como la hermosa Ibo, donde la Cooperación Española implementó programas de desarrollo cultural, y algunas ONG, como la Fundación Ibo, apoyan el desarrollo socioeconómico desde hace dos décadas, están devastadas. "En los años que llevamos aquí nunca nos tuvimos que enfrentar a una situación como esta, un 80% de la isla está destrozado, 3.000 personas sin hogar, todos nuestros proyectos han sido suspendidos de momento y todas nuestras infraestructuras han sido afectadas y necesitan reconstrucción", afirman. Una situación que se repite en otras zonas. Todos coinciden en que es urgente la ayuda. Gran parte de las calles de Pemba y de las carreteras de la Provincia de Cabo Delgado quedaron destruidas y dejaron incomunicados a muchos vecinos de distintas poblaciones. Esto complica el acceso para el reparto de la ayuda humanitaria de las diferentes ONGs que están operando en el terreno. Los fuertes vientos arrancaron árboles, destrozaron barcos y causaron cortes en el sistema eléctrico. Los informes meteorológicos de Météo-France señalaron que la altura máxima de las olas llegó a los cinco metros de altitud en el extremo norte del país. El riesgo de contraer cólera sigue siendo bastante alto y hay muchas zonas que siguen inundadas a pesar de que han transcurrido varias semanas desde la tormenta mas fuerte. Muchos niños se pasan el día jugando en esas aguas estancadas que son una fuente de contagio fácil para contraer enfermedades. El ciclón también dejó fuertes lluvias y vientos en la costa de entre 180 y 220 kilómetros por hora. Dos semanas después del impacto en la provincia de Cabo Delgado, muchos de los afectados siguen retirando agua y barro de sus casas para intentar repararlas. Es el caso de Gamo Boa, de 34 años, que vivía junto a sus seis hijos y perdió todos sus bienes. Un grupo de mujeres trabaja activamente para restablecer los desperfectos causados en sus viviendas y poder ocuparlas de nuevo. El barrio de Cariacó, en Pemba, es otro de los mas afectados tras el paso de la tormenta tropical, y hasta los niños trabajan sin descanso para achicar agua de sus casas y ayudar a sus familias en el proceso de reconstrucción. La infancia ha sido uno de los grupos de población mas afectados. Al menos 477 escuelas quedaron destruidas y casi 42.000 alumnos se han quedado sin poder ir a clase. Mas de 27.000 casas han sido parcialmente destruidas y casi 20.000 totalmente destruidas en la región de Cabo Delgado. También se han visto afectadas 55.488 hectáreas de cultivos, de las que se han perdido totalmente 28.189. "Perdimos todo: ropa, comida, documentos... Y mi casa sigue inundada. Tratamos de cubrir las paredes con algunos plásticos para protegernos, pero es imposible vivir aquí con estas condiciones". Bimocdade Chande y sus seis hijos estaban en su vivienda en Chibuabuar, uno de los barrios más afectados por la tormenta tropical causada por el ciclón Kenneth en la ciudad de Pemba, provincia de Cabo Delgado. La ciudad de Pemba y sus habitantes intentan recuperar la normalidad. Chissano iba camino de hacer una entrevista de trabajo, pero antes quiso enseña cómo la casa de sus vecinos y la suya habían quedado totalmente destrozadas. RRamadán intenta recuperar los pocos bienes que quedaron tras el paso del ciclón, en la casa donde trabajaba como guarda. Tras los 11 casos de cólera confirmados en la ciudad de Pemba y el riesgo continuo a contraer la temida malaria, varios voluntarios coordinados por los trabajadores del Instituto Nacional de Gestión de Desastres de Mozambique reparten redes mosquiteras entre los afectados que permanecen en el Centro de acogida de Muxara, a las afueras de Pemba, para evitar contraer más enfermedades. Un grupo de personas afectadas por el ciclón espera pacientemente en el Centro de acogida de Muxara al reparto de alimentos y mantas por parte del equipo de trabajadores y voluntarios del Instituto Nacional de Gestión de Desastres de Mozambique y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Magdalena Albino, de 30 años, fue de las primeras en llegar al Centro de acogida de Muxara. Estaba embarazada y su hogar, ubicado en el barrio de Chibuabuar de la ciudad de Pemba, había sido arrasada por el ciclón. A los pocos días y en el mismo centro de acogida dio a luz a su cuarto hijo, al que ha llamado Kenneth Adrián. Varios niños caminan por un vertedero en Chibuabuar, un asentamiento informal en la zona norte de la ciudad de Pemba. En este lugar, algunos días después de que el ciclón tocara tierra, murieron seis personas tras el derrumbe de montones de basura que cedieron por las fuertes lluvias que dejó Kenneth, una de las tormentas más fuertes que han azotado al continente africano.