Los profesores van a clase
Las nuevas metodologías obligan a los educadores universitarios a formarse de un modo más exigente y constante
La formación del profesorado universitario cada vez es más importante, sobre todo en un mundo en el que las nuevas tecnologías van cobrando mayor importancia en la educación y la atención de los estudiantes es cada vez más volátil. Aunque los cursos de formación para profesores no están regulados de manera oficial, cada vez más universidades ofrecen programas en este sentido. Porque para ser un buen profesor no basta con ser un gran conocedor de la propia disciplina sino que también es necesario tener una buena formación en cuestiones pedagógicas más allá de la tradicional clase magistral al dictado.
La carrera académica es una prueba de obstáculos en la que los aspirantes a docente tienen que ir subiendo varios escalones en el escalafón: desde el doctorado se llega a la plaza de profesor ayudante doctor y la de profesor contratado doctor. De ahí se pasa a las plazas funcionariales de profesor titular y catedrático. Para cada rango la Aneca (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) emite una nota que las universidades pueden solicitar. Y en esa acreditación tiene peso la experiencia y la formación docente.
Por ejemplo, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ofrece la posibilidad de acceder a unos cursos sobre técnicas metodológicas, instrumentales, de idiomas, o de contenidos sobre la docencia online y el manejo de las plataformas digitales. "Proponemos innovaciones como el flipping class [algo así como clase invertida], donde las clases se dedican más a la práctica que a la teoría o sistemas sofisticados de participación de los alumnos en el aula: se proponen preguntas y los alumnos pueden contestar utilizando su teléfono móvil", explica Juan Antonio Huertas, vicerrector de Docencia, Innovación Educativa y Calidad. También la evaluación de trabajos o presentaciones mediante rúbricas: se trata del establecimiento de unos criterios muy claros de los objetivos de un trabajo. Así se evalúa más objetivamente y el alumno está mejor dirigido.
Cursos necesarios
"Además, en la UAM, hemos creado un título propio de experto en docencia universitaria, para el que es necesario haber realizado los cursos metodológicos y de otro tipo y un trabajo de fin de máster: un diseño innovador de docencia en tu materia que se defiende ante un tribunal", dice el vicerrector. La demanda es creciente y ahora se ocupan en preparar un título de experto avanzado. "Gracias a las encuestas de satisfacción sabemos que la docencia es mejor ahora que hace 20 años", afirma Huertas.
En la Universidad Complutense de Madrid (UCM) han puesto en marcha un programa de formación del profesorado. "Es algo muy importante, porque una cosa es ser un buen investigador y otra, un buen docente. Un profesor universitario tiene que tener ambas competencias", explica Lucila Finkel, delegada del rector para la Formación Permanente, Prácticas Externas y Empleabilidad de la UCM. El plan, coordinado por Elvira Carpintero, incluye multitud de cursos en diversas áreas. En ellos se aprenden cosas como la gestión de conflictos en el aula, las presentaciones eficaces y la oratoria profesional, la importancia de la creatividad, la docencia ante grupos multiculturales, la perspectiva de género en la docencia, y hasta técnicas para la utilización y evitar la habitual afonía de los profesores. "Uno de los efectos colaterales positivos es que en estos cursos coinciden profesores de diferentes facultades y disciplinas, lo que puede resultar enriquecedor", apunta la delegada para la formación permanente.
El uso de técnicas audiovisuales y la creación de contenidos digitales son de máxima importancia hoy en día. Por ello, también se ofrecen cursos para mejorarlas en las tareas de investigación. "Vienen unas generaciones muy habituadas al audiovisual e Internet, técnicas que muchas veces ya han utilizado en la enseñanza secundaria", dice Finkel. "Igual que un trabajador tiene que formarse a lo largo de la vida, el profesorado tiene que asumir que su formación debe ser permanente a lo largo de su carrera profesional".
"Los profesores tiene que conseguir que los alumnos aprendan o quieran aprender, tienen que ser motivadores", dice Xavier Triadó, director del Instituto de Desarrollo Profesional de la Universidad de Barcelona (UB). En su instituto ofrecen cursos sobre docencia e investigación, pero también sobre gestión o sobre asuntos personales, "para que las personas se sientan bien". "La docencia se suele dar por supuesta y esto es un problema, que los profesores se enfoquen principalmente en la investigación alejándose del alumnado", explica. "Hoy tenemos alumnos con poca capacidad de concentración y debemos encontrar nuevas formas de enseñar que les enamoren".
En la UB han realizado una encuesta sobre las preocupaciones de los profesores y una de las mayores ha sido, precisamente, la motivación del alumnado. Otros aspectos que aparecen son la comunicación en el aula, las nuevas tecnologías aplicadas a la docencia, el diseño de actividades de aprendizaje o las metodologías de aula virtual, entre otras. "La mitad de nuestro profesorado hace al menos un curso con nosotros cada año", comenta Triadó. "Es preciso que sepamos ver lo mejor de los estudiantes que están llegando para aprovecharlo: esa visión positiva es una competencia esencial: si el profesor se pone distante, el alumno también se distancia, y ahora existen muchos elementos para desconectar".
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