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Los ‘pepos’ no son bienvenidos

Diferentes campañas promueven una modificación legal para que los perros de protección que acompañan a víctimas de violencia de género no sean vetados en espacios públicos

Vídeo: JENNIFER BAPTISTA / PAULA CASADO / JAIME CASAL

“No me dejaba vivir, tenía mucho miedo”, cuenta una víctima de violencia de género que pasó una parte de su vida soportando las continuas amenazas de su agresor. Su día a día consistía en estar encerrada en casa. Hasta que llegó Lord, un perro del Proyecto Pepo. Este aliado peludo y fiel es ahora el que no se separa de su lado.

Los pepos son perros de protección que han sido entrenados para acompañar en todo momento a mujeres víctimas de violencia de género y para repeler cualquier posible acercamiento de sus agresores. Tienen un papel muy importante en la vida diaria de las víctimas. No solo previenen el daño físico, también ayudan a recuperar la confianza y la seguridad que habían perdido por culpa de su maltratador. Un beneficio terapéutico que puede llegar a ser más importante incluso que la protección. Con ellos, las mujeres comienzan a relacionarse y vuelven a sentirse libres.

Pero a diferencia de lo que ocurre con los perros guía que ayudan a personas invidentes, la ley no permite actualmente que los perros de protección puedan entrar a todos los lugares públicos. Esto es un problema para ellas, ya que deben dejar al animal en su casa o en el coche, quedando temporalmente indefensas frente a su agresor. “No nos sirve de nada que nos pongan una protección si no podemos usarla”, lamenta una víctima. Los responsables del Proyecto Pepo trabajan para revertir esta situación e impulsar una modificación legal que permita que estas mujeres maltratadas puedan acceder, permanecer y desplazarse con su perro en cualquier lugar o transporte público.

En Madrid ya hay algunos sitios a los que pueden acceder, aunque siempre dependiendo de la voluntad de los dueños del establecimiento. Eso fue lo que impulsó a José Caballero, que trabaja con algunas mujeres acompañadas por pepos, a lanzar una petición en la plataforma de Change.org para modificar la ley en la Comunidad. Ya la han firmado más de 50.000 personas.

'Proyecto Pepo'

El Proyecto Pepo es una iniciativa de la Fundación Mariscal, que dona perros de protección y ofrece cursos gratuitos a mujeres víctimas de violencia de género. La fundación, sin ánimo de lucro, fue creada en 2009 por Ángel Mariscal Díaz, propietario de la empresa Security Dogs. Cuenta con un programa de adiestramiento especialmente diseñado para devolver la seguridad y la confianza a las víctimas.

No son perros de seguridad, sino de protección. “El perro de protección está entrenado para repeler agresiones a la propia usuaria, no para atacar al agresor, que es lo que demanda el instinto de protección”, explica Mariscal. También llevan un bozal específico para no causar heridas graves al maltratador.

Los pepos deben reunir unas características particulares. Por un lado, son perros de razas grandes para generar un efecto disuasorio y, por otro, son muy sociables y tienen un desarrollado instinto de protección. Hay tres formas de activarles y solo actúan si la mujer lo requiere.

Existe un comando verbal; si la víctima dice cuídame o estoy insegura, el perro identifica inmediatamente el peligro. También hay un movimiento mecánico del arnés, con un tirón, que impulsa al animal a abalanzarse sobre el sujeto y lograr así que no se acerque a la usuaria. Por último, está el llamado bloqueo. El perro está entrenado para detectar cuándo la mujer se queda paralizada y protegerla.

Para poder acceder a un pepo las mujeres deben recibir una formación gratuita de cerca de 240 horas. El adiestramiento se divide en tres cursos. El primero las prepara para llevar perros de seguridad, el segundo las habilita como adiestradoras y les permite recibir su perro de protección. Finalmente, deben hacer un curso específico sobre violencia de género. Durante este tiempo se creará un vínculo entre la mujer y el pepo que hará aflorar un instinto de protección como el de Lord, que ha contribuido a devolver algo de tranquilidad a la vida cotidiana de su compañera.

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