“Desde el principio, la idea era llevar a estas mujeres a un estudio fotográfico, con maquillaje y la ropa de un estilista. Se trataba de crear un momento único, un poco excepcional con esta sesión realizada en condiciones profesionales, con el objetivo de ofrecerles otra visión de su cuerpo, su rostro y ellas mismas”, apunta el autor de los retratos.
“Se les preguntó a las chicas si podían escribir algunas líneas en ellas, o en sus retratos, para acompañar estas imágenes y para tener una palabra de las amazonas. Estas palabras en movimiento son parte del proyecto, tanto como las fotografías”, relata el fotógrafo. Mineur (nombre ficticio, como todos los de las que participaron, que prefieren preservar su anonimato) cuenta su experiencia: “No pensaba que mi foto iba a ser tan bonita. En la forma en que estamos cambiando, no creía que todavía fuera una mujer hermosa. Estoy muy feliz”.