Juegos de tronos
Las cifras brutas del CIS, las que nos ofrecen sin cocina de ningún tipo, dicen que los españoles no somos tan raros
En páginas anteriores y posteriores a esta, encontrarán explicaciones científicas a la foto electoral de España que ofrece el CIS publicado ayer, con un trabajo de campo que terminó el 18 de marzo. Hace mucho tiempo político, según los expertos, que aseguran que esta vez más de un tercio de españoles decidirán su voto camino del colegio electoral. Visto así, solo quiero detenerme en la mancha de colores de esa foto.
Las cifras brutas del CIS, las que nos ofrecen sin cocina de ningún tipo, más allá de las militancias de Tezanos y de la descalificación interesada de los perjudicados por el barómetro, esas cifras dicen que los españoles no somos tan raros. Hay un voto de cabreo y castigo que ahora mismo se corresponde con la extrema derecha, en sintonía con el resto de Europa y del mundo. Un partido que aglutina a la que José Antonio Pérez, Mi mesa cojea, denomina la Asociación de Machos Afectados por la Melancolía. Quizás es su último quejío, antes de que la historia los coloque en una vitrina. De hecho, solo cargan contra los que ellos consideran débiles: mujeres, inmigrantes, homosexuales. No se atreven a enfrentarse con quienes ellos consideran fuertes, el poder, el dinero, el periodismo. Obtienen, según el CIS y salvo sorpresa, un porcentaje relevante de votos, pero insuficiente del todo para gobernar e influir, salvo que sus vecinos de cordel ideológico los necesiten y legitimen. Esa es la responsabilidad histórica de PP y Ciudadanos.
Es la gran novedad del barómetro, lo demás no puede sorprender ni mucho ni poco. En cabeza está el PSOE, que hace un año caminaba hacia la irrelevancia, pero al que le tocó sacar de La Moncloa a un partido condenado por corrupción; que lleva ocho meses gobernando en el alero, pero aprobando remiendos a los recortes de la crisis; con un líder líquido y digital que propone diálogo en vez de los garrotazos que pueblan las paredes de nuestros museos. Está en cabeza, pero no de forma arrolladora, que aquí ya nadie se fía de las mayorías arrolladoras. El resto de la intención de voto se la reparten los que atesoran verdades absolutas de toda índole y expiden carnés de pureza progresista, constitucionalista o racial.
Esta es la foto de España a fecha de hoy, cualquier emoción fuerte puede alterar los colores mañana. @PepaBueno
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