Isabel II renuncia a conducir en vísperas de su 93 cumpleaños
La reina ha tomado esta decisión semanas después de que su marido sufriera un accidente de coche
Una de las aficiones favoritas de Isabel II es conducir. Coger su coche y perderse por alguna de sus posesiones. Ha contado que le daba la oportunidad de disfrutar de una libertad y un anonimato que desde muy joven se le ha negado por su condición real. Pero ahora en vísperas de su 93 cumpleaños ha tomado la decisión de renunciar a ponerse ante el volante. La decisión la ha tomado la reina, según The Times, semanas después de que su marido Felipe de Edimburgo renunciara a su carné tras haber sufrido un accidente mientras conducía a los 97 años y en el que resultó herida una pasajera del vehículo contra el que chocó. Felipe de Edimburgo, además, envió una carta pública en la que pedía perdón a las víctimas y se reconocía muy arrepentido por las consecuencias derivadas del mismo. Además, achacaba el siniestro a la mala visibilidad que tenía a causa del sol.
Isabel II es la única persona en el Reino Unido autorizada para conducir sin licencia. Sin embargo, y aconsejada por su equipo de seguridad, ha aceptado dejar de llevar ella sola el volante.
Pese a su avanzada edad, Isabel II goza de una buena salud y mantiene una agenda de trabajo bastante apretada aunque ha renunciado a algunas tareas de representación en favor de su hijo y heredero Carlos y sus nietos Guillermo y Enrique. "Todavía estoy viva", ha bromeado la reina en alguna ocasión. Sin embargo, sus fuerzas ya no son las de antes. Por ello ha comenzado a entregar, sobre todo, la tarea de representar a la corona en el extranjero, misión que ahora recae en Carlos de Inglaterra. Hace ahora un año, Isabel II pidió también a la Commonwealth que designara al príncipe de Gales como su sucesor al frente de la organización, ya que el puesto no es hereditario.
En las navidades de 2016 hubo un primer gesto de cambio. La reina renunció al patronato honorífico de 25 organizaciones británicas para disminuir su carga de trabajo. Aunque Isabel II —la más longeva que ha tenido nunca Reino Unido— sigue ostentando la titularidad de otras 600 instituciones, este movimiento tiene un claro significado: el hecho de que ya no se espera que pueda llevar a cabo todos los compromisos sociales que ha tenido durante décadas. La casa real británica explicó en un comunicado que muchas organizaciones que ya contaban con miembros de la familia real como presidentes o vicepresidentes, "lo que asegura una suave transición".
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