Día mundial del teatro: el día a día de los niños actores
Nos colamos entre cajas en los principales musicales de la cartelera madrileña y desubrimos el juego infantil de querer ser otro
Los musicales llenan las carteleras de la Gran Vía de Madrid. Y en muchos de sus espectáculos, los niños son los protagonistas. Una carrera de fondo en la que esos pequeños tienen que compaginar vida laboral, escolar y familiar. Este es su día a día y sus historias y experiencias merecen una mención este miércoles 27 de marzo, jornada en la que se celebra el Día Mundial del Teatro.
“Hola soy Pau Gimeno y yo Diego Rey y somos Billy” Son solo dos de los nombres que dan vida al protagonista de Billy Elliot. Les gusta bailar, cantar, hacer acrobacias y “subirse al escenario a poner en práctica todo lo aprendido” añade Rey. Su vida cambió radicalmente cuando supieron que estarían en este gran espectáculo. Diego se vino de su Alcalá la Real natal con su madre tras la insistencia de su profesor de gimnasia rítmica de que se presentara a las pruebas. Pau, natural de Barcelona, vio en esta experiencia la posibilidad de aprender muchas disciplinas tras su experiencia en el teatro aficionado. Y entre todos esos niños se ha creado una sinergia muy especial, a la que añaden a los nuevos integrantes del elenco. Lejos queda ya la primera función de estos dos jóvenes. En el caso de Pau recuerda que fueron las palabras de David Serrano, director, productor, autor y guionista de cine, televisión y teatro, las que le ayudaron a salir a escena. Y es que para ambos como bien cuenta Diego, el director “es un padre que nos ha enseñado muchas cosas en el plano personal y profesional”.
Se acaba el tiempo del encuentro con los jóvenes que tienen que continuar con sus clases que van del jazz al ballet, la interpretación y el canto en un intenso programa formativo que tiene lugar entre las paredes del propio Teatro Nuevo Alcalá y en la escuela que se ha creado junto a este espacio escénico y desde hace poquito también con una segunda sede en Barcelona. Sin olvidar por supuesto los estudios escolares y es que los responsables de todos los musicales que tienen a niños en su elenco ponen como condición que el rendimiento en las aulas sea excelente.
Rob y Barber, una pareja con mucha química
Nos movemos hasta el Teatro Nuevo Apolo, donde Joseán Moreno forma con las diferentes protagonistas junior de El médico un tándem único. Y aunque en escena de entrada la relación es fría: “por lo cascarrabias que es el personaje”, todo cambia con un abrazo en el que cada noche Moreno se emociona. Es entonces cuando se crea “una familia inevitable”, en la que cada Rob tiene su saludo con Barber. Da fe de ello Paula González, que interpreta semanalmente dos veces al protagonista y ha tenido el apoyo desde bien pequeña de sus padres que la han permitido formarse en las distintas disciplinas que exigen los musicales. El trabajo con niños como ella hace recordar a Moreno que “este oficio es un juego”. Y así se lo toma González que ve su experiencia sobre las tablas “como un juego en el recreo en el que hay gente mirándote”. Todo ello da una frescura especial a las funciones, sin quitar profesionalidad a su trabajo. Es por eso por lo que Moreno solo puede destacar los valores que el teatro aporta a estos niños que se integran a las rutinas de los adultos: “El teatro ayuda a los niños a enfrentarse a la vida de una forma más valiente”. Así, cada vez que se suben a un escenario se libran de la timidez para encarar su futuro con una actitud muy distinta y un sentido de la responsabilidad muy grande.
“La mirada infantil te sirve para sorprenderte como si fuera la primera vez”. Sandra Montes es una figura que aún siendo imprescindible nunca aparece en los medios. Ella es la nanny que acompaña a diario al elenco infantil de El médico. Se preocupa por cómo están, les indica por dónde tienen que entrar en escena y les ayuda con el vestuario, entre otras tareas. Esta especie de Mary Poppins a la española admite que le encanta del trabajo con los peques: “Su ilusión, su energía y sus preguntas sobre cosas cotidianas que como adulto no te preguntas”.
Stage Entertainment sigue reinando en la Gran Vía
La gran multinacional de los musicales cuenta con dos espectáculos en Madrid. Tanto El Rey León como Anastasia cuentan con elenco infantil. Es por ello esencial para ellos el trato específico con sus elencos infantiles. En el caso de El Rey León cuentan con 10 protagonistas infantiles de un gran nivel artístico. Ello ha sido posible gracias a la escuela que han creado para responder a las necesidades que exigen sus papeles en la función, contribuyendo a que se cree una gran cantera de jóvenes intérpretes que han saltado a otros musicales.
En la particular sabana del Teatro Lope de Vega, los niños tienen además de una cuidadora una directora residente. Se trata de Lucy Lummys que ve la función para darles notas como “Sonríe un poco más ahí”. Además, cada tarde los pequeños también participan en rutinas similares a las de los adultos adaptadas: “Cada niño es una personita diferente que necesita refuerzo en áreas distintas”. A Lummys, la ven como “una profesora enrollada por darles una materia molona”, comenta mientras un gran elefante atraviesa el escenario en pleno montaje previo. La profesionalidad de esos niños “espontáneos y resolutivos” es tal que a veces sacan de un 'blanco' a los adultos.
A escasos metros nos encontramos en el Coliseum Anastasia, espectáculo en el que las niñas juegan a ser princesas que tengan “dulzura, carisma y que sepan incorporar ese cuento de princesas que toda niña quiere vivir cumpliendo con el mismo rigor que un adulto”, comenta Alejandro de los Santos, director residente. Y la experiencia parece que la extienden a los camerinos: “todo un museo de muñecas y princesas”. El trato con ellas es especialmente indicado para él al haber sido niño actor. Y es que “En territorio de adultos un niño puede experimentar cosas que no le corresponden y yo te digo que en el teatro ni lo he vivido ni dejo que lo vivan”. Así, él se toma como algo especial el estreno. Los padres están más nerviosos que los niños. Van a ver el resultado de algo de lo que ellos no han sido partícipes. Por esa razón se hace una excepción y deja a las mamás y papás subirse al escenario a abrazar a su hija cuando cae el telón: “ese momento es uno de los más mágicos”. Una emoción similar es la que experimentó con una pequeña a la que le costó mucho sacar el papel adelante. El día de su presentación, al acabar, ella se le acercó y le dio un gran abrazo emocionada. Sin duda, se sentía agradecida por el aprendizaje, por la cultura adquirida viendo a cantantes y bailarines cada noche y convertida por fin en princesa. Ella, concluye el responsable español de Anastasia: “Era la niña más feliz del mundo, lo que que te hace darte cuenta de que un niño no necesita cientos de juguetes, solo necesitaba subirse al escenario para ser feliz”.
Se busca a la Annie española
Y a escasos meses del Coliseum, el pasado fin de semana el Círculo Catalán de Madrid acogió las audiciones infantiles para la nueva producción de Annie, a cargo de Theatre Properties. Más de 400 niñas se apuntaron a estas pruebas en las que se volvió a demostrar que los niños son muy divertidos: “La mayoría de las veces los niños son más naturales que los adultos y se expresan tal y como son. Se respira una energía muy bonita”, comenta Silvia Villaú, mano derecha de Tomás Padilla, productor y director del espectáculo. Entre los requisitos que se pedían para esta audición están la altura que no debía ser de más de 1,60 m, que canten, bailen y actúen. Para los responsables del casting: “Es muy importante que tengan desparpajo. La edad no importa, siempre que su apariencia sea infantil”. Afortunadamente, hay mucho talento infantil como veremos cuando sepamos quiénes serán las jóvenes protagonistas de Annie, que comenzará gira en septiembre junto a Jekyll y Hyde.
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