Comparaciones odiosas
Jacinda Ardern, la joven primera ministra de Nueva Zelanda, nos ha mostrado en cinco ocasiones, y en solo tres días, la ética elegante que muchos esperamos de nuestros políticos. Se ha mostrado una mujer extremadamente cercana a los familiares de las víctimas del dolor terrorista; como una más, se ha cubierto con el velo en señal de respeto hacia la comunidad musulmana; ha iniciado su alocución en el Parlamento neozelandés deseando la paz en árabe; ha protegido inmediatamente las mezquitas, y finalmente ha evitado el morbo mediático de la prensa amarilla desviando el foco narcisista para el ejecutor y dirigiéndolo a las víctimas del suceso. Compárenlo sin rubor con demasiados políticos de nuestro entorno.
Oriol Vall Combelles
Barcelona
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