IED: 25 años cambiando las reglas del diseño en España
El Istituto Europeo di Design cumple un cuarto de siglo en nuestro país despertando una poderosa conciencia creativa con centros en Madrid y Barcelona y una cantera de talentos que demuestran que el diseño es imprescindible para entender el mundo que nos rodea
Solía decir el arquitecto Massimo Vignelli, artífice de aquel controvertido mapa de Nueva York, que no hay diseño sin disciplina, ni disciplina sin inteligencia. Dos cualidades que hoy en día se cultivan de forma académica gracias a instituciones tan rompedoras y relevantes como el IED. El Istituto Europeo di Design cumple 25 años en nuestro país divulgando, promoviendo y desarrollando esta cultura. Tiempo suficiente para echar la vista atrás y saborear los logros propios. Porque la institución no solo ha cambiado el paisaje de los barrios de Madrid y Barcelona con sus escuelas y talleres; también ha despertado una poderosa conciencia creativa organizando en paralelo actividades y charlas en torno a las ideas y la creatividad.
Pero el Madrid que acogió la primera sede internacional del grupo IED, un sueño del visionario italiano Francesco Morelli, nada tenía que ver con el panorama actual. El espacio, ubicado en el barrio de Malasaña, en el edifico modernista que antes había resguardado la redacción del antiguo diario Madrid, presentó los primeros programas formativos de moda, diseño gráfico, diseño de producto e interiores del país. Un momento en el que el diseño era una disciplina totalmente desconocida.
El centro nació con la misión de ofrecer a los estudiantes una cultura de proyecto, a través de un cuerpo docente compuesto por expertos y acuerdos con empresas prestigiosas para desarrollar su talento. Todo ello, bajo un prisma made in Italy. Pero en los noventa muy pocos jóvenes apostaban por una formación creativa. Tampoco la percepción que existía del diseño, asociado al sentido más utilitario de la palabra —es decir, a la simple fabricación de objetos—, ayudaba a la hora de mostrar todas sus posibilidades artísticas.
El diseño surgió como resultado de la revolución industrial con un objetivo muy simple: resolver los problemas y necesidades de nuestra vida cotidiana. Y aunque la finalidad siempre es funcional, el proceso también implica una lucha contra la fealdad. Un aprendizaje constante en el que intervienen disciplinas como la arquitectura, la ciencia, la tecnología más innovadora o el arte.
Bajo esta óptica, Francesco Morelli fundó a finales de los sesenta un centro de enseñanza con perspectiva internacional para que estudiantes, profesores y profesionales del sector entablaran un diálogo en torno al diseño. Así, el IED se entiende como un laboratorio en donde experimentan, exploran nuevos procesos de creación y dan solución a las necesidades actuales.
Quizá el mejor ejemplo reciente sea su Deflexor 2033, un mapa creado por Alessandro Manetti, CEO del IED España, junto a docentes de la escuela, capaz de identificar las tendencias que van a ser claves en los próximos 15 años para analizar nuestro futuro próximo y buscar soluciones innovadoras. Las criptomonedas, la inteligencia artificial, el cambio climático o la transición a energías alternativas son algunos de los temas que a diario se discuten.
Por otro lado, el centro destaca por su metodologías innovadoras, como el design thinking. Formas de aprendizaje más prácticas para que los alumnos adquieran competencias que les acompañarán a lo largo de su vida profesional y les permitirán adaptarse a un mundo en constante cambio.
Durante estos 25 años, el IED ha desarrollado un modelo académico innovador dividido en cuatro áreas. En los estudios de Moda los alumnos aprenden a crear su propia firma, desde el diseño de una colección hasta la estrategia de comunicación. El área de Design contempla un amplio abanico de proyectos centrados en el diseño de experiencias: instalaciones efímeras, escenografía, mobiliario... Visual ofrece las herramientas gráficas y digitales necesarias para manejar lenguajes como el de la fotografía, la animación o la programación. Y Management enseña los conocimientos de una escuela de negocios en un contexto donde la manera de pensar, enfrentarse a los retos y solucionar problemas es diferente.
Pero el prestigio de un centro educativo se mide también por su cantera de talentos y el IED en este cuarto de siglo ha formado a diseñadores de la talla de Moisés Nieto o Maria ke Fisherman, fotógrafas como Andrea Savall o artesanos como Guille García-Hoz y José Hurtado.
El IED Madrid, actualmente con tres espacios (IED Palacio de Altamira, IED máster en Malasaña e IED Innovation Lab), junto con el IED Barcelona, puede presumir de haber divulgado la capacidad que tiene el diseño para interpretar el mundo que nos rodea. El diseño ya es tan conocido como necesario.
Sedes en evolución constante
El IED abrió su primer espacio en Madrid hace 25 años, en el efervescente barrio de Malasaña, hoy destinado a estudios de postgrado. Tras dar el salto en Barcelona en 2002 (en la foto, el patio de esta escuela), con sede en el Barrio de Gracia, el IED transformó el madrileño Palacio de Altamira en un lugar consagrado al diseño. Con la apertura del IED Innovation Lab en 2015 en el barrio de Carabanchel amplió su espectro a la investigación, el espíritu empresarial y a la producción real, tanto manual como digital, gracias a la equipación de sus talleres. Su apertura más reciente, el Future Innovation Tailor-Made School de la ciudad condal, apuesta por los programas a medida diseñados para empresas, instituciones y universidades.
El hombre que diseñó el futuro
“Deseo entregar al futuro un IED que piensa y pone a los estudiantes en el centro de su propia reflexión, el verdadero motor de nuestro trabajo”. Bajo este mantra, Francesco Morelli fundó en 1966 en Milán el Istituo Europeo di Design. A la ciudad milanesa le siguieron Roma, Turín, Venecia y hasta llegar a las 11 sedes actuales en países como Italia, España o Brasil. La prueba de que su sueño educativo se ha cumplido con éxito.
Más información en www.iedmadrid.com, www.iedbarcelona.es y ied.design.com
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