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Acabar con el parásito con la mitad de pastillas

Una investigación sugiere que se puede reducir drásticamente la toma de fármacos y los efectos secundarios para tratar el chagas, un mal que padecen siete millones de personas

Pablo Linde
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Para tratar el chagas, un mal que padecen siete millones de personas en el mundo —la mayoría sin saberlo—, son necesarios dos meses de terapia. Es eficaz, pero con frecuencia causa considerables efectos secundarios; tales, que alrededor de dos de cada diez pacientes tienen que abandonarlo y exponerse a una enfermedad potencialmente mortal.

¿Pero y si no hiciera falta tanto fármaco? ¿O no tomarlo durante tanto tiempo? Es una hipótesis que los investigadores llevan tiempo barajando con pruebas empíricas. Por primera vez, un ensayo clínico controlado respalda esta teoría. En tan solo cuatro semanas, incluso con la mitad de dosis, el resultado en los pacientes que han participado en la investigación es igual de bueno que con el tratamiento tradicional. Y los efectos adversos se reducen drásticamente: solo entre un 0 y un 7% de los participantes ha sufrido alguno, y ninguno tan grave como para tener que abandonar la medicación.

Los resultados del estudio, liderado en Bolivia por la iniciativa Fármacos para Enfermedades Desatendidas (DNDi, por sus siglas en inglés), acaban de darse a conocer este jueves. Pueden convertirse en un punto de inflexión para tratar una de las catalogadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como dolencias olvidadas: las que afectan a millones de personas vulnerables y contra las que no se destinan los recursos necesarios.

Por eso, la investigación de nuevas moléculas más efectivas y con menos efectos secundarios es una empresa en la que pocas compañías se embarcan: no suele resultar rentable. Los investigadores buscan mejoras con lo que ya tienen. Esa fue la premisa para esta investigación, en la que se sigue usando un fármaco ampliamente conocido, el benznidazol, con una gran eficacia (80%), pero que tiene margen de mejora en su seguridad. De ratificarse estos resultados con grupos mayores de enfermos se podría generalizar una nueva terapia que no requiere de ningún descubrimiento farmacológico y además ahorra dinero, ya que es necesario menos tratamiento.

El tratamiento existente contra el chagas es efectivo, pero dos de cada diez pacientes ha de abandonarlo por los efectos secundarios

Esto es particularmente importante para muchos de los países endémicos que, por lo general, cuentan con sistemas sanitarios débiles y pocos recursos para el diagnóstico y el tratamiento del chagas. El insecto que contagia el parásito que causa el chagas vive entre México y Argentina. Anida en casas de adobe y techos de paja, así que lo padecen generalmente las familias de menos recursos. No se puede contagiar entre personas, excepto por transfusión sanguínea o transmisión vertical de madres a hijos. Así que la mayoría de los enfermos son latinos. De ellos, se calcula que unos 80.000 viven en España.

Los resultados de la investigación se han presentado durante la XV Jornada sobre la Enfermedad de Chagas, organizada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por “la Caixa”. Según Joaquim Gascón, uno de los investigadores principales del ensayo, una de las virtudes de este nuevo tratamiento es que muchas personas que buscaban terapia por temor a los efectos adversos ahora tienen más incentivos para acudir a la medicación. Aunque no cura definitivamente la enfermedad, sí elimina por lo general la carga parasitaria de la sangre y evita muchas de las complicaciones asociadas a ella, tales como dolencias gástricas y de corazón, que pueden resultar fatales.

Sergio Sosa Estani, jefe del programa clínico de chagas de la DNDi, explica que los siguientes pasos son aumentar el número de sujetos de estudio para afianzar unos resultados que parecen sólidos y trabajar con los organismos internacionales, como la OMS, para que cuanto antes se aprueben nuevas pautas de tratamiento que rebajen las dosis. “Es muy importante transmitir que los fármacos que se utilizan están muy probados y son beneficiosos, hay que seguir usándolos. Pero mientras, tratamos de probar que una terapia simplificada puede ser igual de efectiva”, añade.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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