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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El PP se promociona en el Metro

Martínez-Almeida utiliza la imagen de políticos del PSOE y de Podemos para darse a conocer

Rosario G. Gómez
Monedero e Iglesias, en uno de los carteles promocionales del candidato del PP al Ayuntamiento de Madrid.
Monedero e Iglesias, en uno de los carteles promocionales del candidato del PP al Ayuntamiento de Madrid.

El PP ha empapelado las estaciones del Metro de Madrid con carteles de su candidato al Ayuntamiento de la capital, José Luis Martínez-Almeida. Un político asentado en la segunda fila y apenas conocido, se proyecta en los andenes del suburbano. Y lo hace utilizando la imagen de dirigentes políticos de formaciones rivales con la esperanza de que el 26 de mayo la papeleta que lleve su nombre desemboque en las urnas.

En uno de los gigantescos carteles pegados en las estaciones de Metro aparece la icónica imagen de Pedro Sánchez sentado y con gafas de sol en el interior del avión presidencial acompañada de la leyenda “él no quiere a Almeida”. En otro anuncio, el candidato popular se queja de que tampoco le quieren Manuela Carmena y Carles Puigdemont, fotografiados juntos cuando el entonces presidente de la Generalitat fue invitado al palacio de Cibeles. El mensaje reza: “22 de mayo de 2017, Carmena permite a Puigdemont presentar el referéndum ilegal en el Ayuntamiento de Madrid”. Almeida hace saber también a los viajeros que Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero no le aprecian. Y recalca que tampoco “los 600 colocados de Podemos en el Ayuntamiento de Madrid”. En otro cartel proclama que él desea un “aire más limpio pero sin restricciones”, y dice que “con Carmena, Madrid está un 6% más contaminado pese a las prohibiciones”.

Si esta fuera una campaña comercial convencional es probable que no pasara los filtros de los organismos que velan por la publicidad responsable. La ley prohíbe mensajes subliminales, engañosos, desleales o agresivos. Al contrario de lo que ocurre en EE UU, la publicidad comparativa no tiene buen encaje en la legislación europea. Solo se admite si se realiza de modo objetivo, verificable, ajustado a la realidad y sin caer en el engaño, la denigración o la explotación de la reputación ajena.

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Las comparativas deben ser, en todo caso, pertinentes y verificables. Cuando Martínez-Almeida dice que con Carmena el aire de Madrid está un 6% más contaminado cabe preguntarse: ¿un 6% respecto a qué etapa? Y cuando subraya que el Ayuntamiento tienen 600 contratados de Podemos sería conveniente saber cuánta gente tiene a sueldo el PP en la Comunidad. Si no se ponen en contexto, las cifras sirven de poco, por mucho que el candidato del PP las pregone en los andenes del Metro.

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