El nuevo diseño chino ¿sale de China o llega a China?
Desde hace un lustro, las muestras sobre nuevo mobiliario chino destacan en las ferias de diseño. Maison Objet acaba de presentar el trabajo de seis jóvenes talentos
En 2015, el actual presidente chino Xi Jinping anunció sus planes para darle la vuelta al Made in China. Proponía trabajar durante una década para que, en 2025, la manufactura china fabricase productos innovadores, de alta calidad, de cultura propia y de marca local, un reto inmenso para una industria basada en los encargos exteriores, o directamente la copia, y sustentada por una carencia de referencias arquitectónicas o de diseño modernas nacionales.
Mucho antes de ese anuncio, han sido varios los diseñadores formados en China que han conseguido hacerse un hueco en la escena internacional desde dos estrategias muy dispares. Por un lado está Wang Shu, el único Premio Pritzker chino reivindicando, desde su estudio de Hangzhou Amateur Architecture que el futuro de su país no puede pasar por el borrón y cuenta nueva. Ni tabula rasa urbanística ni cultural.
Por otro lado, la pareja de arquitectos Neri&Hu ha conseguido un nombre internacional a base de volver a mirar las tradiciones culturales y constructivas chinas con una mirada internacional. Desde que Lyndon Neri y Rossana Hu regresaran a Shanghai en 2004 son muchos los diseñadores que han seguido su senda revisionista de lo local desde una perspectiva más global.
Con todo, en el último lustro diseñadores formados en China han comenzado a rebuscar en su tradición para tratar de hallar una modernidad propia. De ese ejercicio de síntesis hablan los seis creadores elegidos por la feria parisina Maison Objet para plantear en qué fase se encuentra el diseño de mobiliario chino.
Sus trabajos se perciben, de momento, como ejercicios de contención. Como obras de un participante más en la construcción de un diseño global. El precio de la digestión global lo paga siempre la cultura local. Y no deja de llamar la atención que la riqueza que se esconde en siglos de tradición artesana no termine de aflorar en la nueva industria china.
Así, tal vez el más destacado, Mario Tsai, estudió en Pekín y se formó —como diseñador y como empresario— antes de viajar por Nepal y antes de abrir su estudio en Hangzhou, hace ahora un lustro. Hoy su lema se resume en el mantra: “usar menos, diseñar mejor” y su mesilla de apoyo PIG (cerdo) se ha convertido en uno de los símbolos de la renovación del diseño chino que, sin embargo, remite —sintetizándola— a las luminarias-mascota de Castiglioni al tiempo que apuesta por acabados, reducción y colorido minimalista.
Esa revisión de los clásicos occidentales está también presente en la obra de Frank Chou, otro pekinés que estudió ingeniería y que ha sido tan capaz de repensar la tradición china con su Middle Chair, como de estudiar el diseño de los sofás Polder que Hella Jongerius ideó para la empresa alemana Vitra antes de producir su sofá Combo.
Hay, más referencias, el diseñador de Shanghai, Ximi Li —que sí pasó por Milán para formarse en su politécnico— rinde homenaje a Memphis en sus trabajos para Urban Craft. En su banco-aparador en tres materiales y alturas puede leerse la huella del grupo pop italiano —que capitanearon Sottsass y Mendini— y también el peso conceptual de Andrea Branzi, con el que se formó. Tras trabajar durante seis años para Neri & Hu, Ximi Li abrió su propio estudio, Urbancraft, hace dos años.
También Chen Furong, que creó su propia marca WUU, se ha formado viajando por Europa tras estudiar ingeniería en Shanghai. Fue durante uno de esos viajes cuando decidió fundar, con unos amigos, la revista Artisanship Revival Program. Su trabajo combina la tecnología con la artesanía tradicional.
Todo es contenido en el nuevo diseño chino. Por lo menos en el que se expone en Europa. Por eso, en medio de esa revisión se echa en falta una mirada oriental a la modernidad occidental. En ese sentido, tal vez sea la voz del brutalista Hongjie Yang, que trabaja desgranando el hormigón de sus mesas y espejos, la que mejor represente esa ruptura plástica y rotunda, en medio de tanta contención. Que el minimalismo es un lenguaje depurado y universal está probado. Que pueda ser la nueva vía de expresión china da que pensar.
Babelia
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