Jesús Calleja, el aventurero a quien los famosos confiesan sus secretos
David Bisbal, Elsa Pataky o Jorge Javier Vázquez se han desnudado en su programa al ritmo de los retos que les plantea. A él le queda un deseo: "Llevar a Trump a ver el lado más humano del mundo"
Acaba de volver de correr el Dakar, donde tuvo que retirarse tras un accidente en el que su coche chocó contra una duna, pero una semana después Jesús Calleja se entrena a diario y asegura por teléfono que la experiencia “ha sido fantástica” y que piensa volver. “También estoy un poco defraudado por el recorrido y por la organización. Después de levantarme a las tres de la madrugada y recorrer 500 kilómetros, al final la etapa comenzaba al mediodía en un país que anochece a las seis de la tarde. Vas con ansiedad, con una velocidad que no te pertenece, y cometes errores”.
A sus 53 años, el aventurero y alpinista leonés se ha consagrado como una de las caras más populares de la tele con un programa que “surgió de forma natural, de la pasión por los documentales y de las ganas de renovarlos. Quise eliminar lo postizo de un narrador y pasar a contarlo en primera persona. Hablo del año 2005 y no existían las redes sociales, pero conseguimos contar el ascenso al Everest en directo”. La otra clave de su éxito fue “el humor, es mi fuente de energía y el catalizador de mis éxitos. Contar cosas en un entorno de sufrimiento con humor… Creamos un concepto de documental humano, donde no importaba llegar a la cima sino el proceso para intentarlo. Presenté aquello a una cadena de televisión y salió bien”. Ese documental llevado al terreno del reality tuvo una nueva vuelta de tuerca con la incorporación de famosos a la aventura. Así, ha seguido sumando éxitos y además se ha convertido en un generador de titulares jugosos de muchos personajes conocidos.
“Decidimos seguir con la aventura, pero más contenida y que la pudiera vivir gente normal. Y de ahí a los famosos”, explica. Calleja se quita mérito como entrevistador y cree que si se abren tanto es por el concepto del programa en sí. “Lo increíble es lo que se puede ver de un personaje cuando le sacas de su entorno, de su zona de confort. Tienes a alguien diez días contigo, desayunando, comiendo, viviendo una experiencia con momentos duros, y claro, dejan de ser personajes y pasan a ser personas y a comportarse como son en realidad. Más allá de la aventura, lo que yo persigo es desnudarles y que me muestren su verdad”. El resultado es que el espectador asiste a cómo es realmente David Bisbal, Elsa Pataky o Jorge Javier Vázquez. “Estos personajes acaban derrochando emociones y se convierten en amigos míos. Y luego funciona el boca a boca. Al principio era difícil convencerlos, ahora todos quieren venir”, comenta orgulloso.
No tiene favoritos. “Todos pasan a ser amigos, algunos más íntimos, como David Bisbal, con el que me voy de vacaciones porque compartimos la pasión por el buceo. Ahora, mientras hablamos, viene para mi casa Álex González que hemos quedado para pasar unos días juntos”, revela. Aún así guarda un deseo difícil de cumplir. “El número uno en mi lista es Donald Trump, porque le llevaría a ver el lado más humano del mundo y cómo funciona en realidad, no como ellos pretenden que sea. No se puede dibujar el mundo desde los aspectos económicos. La desfachatez con la que habla de la emigración, de la supremacía americana o de los países ricos me cabrea mucho. Pero me lo llevaría de viaje de buen rollo, ojo, para enseñarle mi mundo”.
Asegura que lleva fenomenal la fama que hace que le paren por la calle o que le llevó a presentar las pasadas campanadas de fin de año junto a su amiga Lara Álvarez. “Solo por la emoción de mis padres y la sorpresa, porque no sabían nada y me vieron en directo, mereció la pena”, recuerda, pero se muestra muy celoso de su vida personal. “Dijeron que nunca me he enamorado y es mentira. Me he enamorado muchas veces, pero esa parcela me la guardo para no ser acosado en ese terreno”. Sigue viviendo en su pueblo, cerca de León, y no le importa recorrer en el día 700 kilómetros para trabajar en Madrid.
Desde la tranquilidad de su casa, ofrece su visión de una vida plena y su receta para ser feliz. “Creo que hemos mutado al reverso tenebroso, usando el lenguaje de La Guerra de las Galaxias. Como humanos necesitamos un tiempo de tranquilidad, de lectura, de contacto con la naturaleza. Si nos convertimos en máquinas de producir y pasamos la vida estresados, algo estamos haciendo mal. Hay que priorizar y sacar tiempo para uno mismo a diario. Para ser feliz hay que cuantificar los problemas. Tenemos dos problemas reales. Uno es morirse y otro que te digan que te vas a morir. Los demás no son para tanto. Cada día hay que levantarse con una sonrisa porque puedes hacer miles de cosas para ser feliz. Persigo la felicidad a diario. Fui peluquero y no me gustaba nada ese trabajo, pero decidí que ya que me había tocado, iba a ser el mejor peluquero. Lo conseguí y lo hice divirtiéndome, y llegó el siguiente trabajo. Y así hasta hoy”, sentencia entre risas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.