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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los mil trajes de Salvini

El vicreprimer ministro de Italia se viste como aquellos a quienes visita. Y eso que no ha leído Mortadelo.

Jorge Marirrodriga
Salvini da una rueda de prensa vistiendo la cazadora de la Policía.
Salvini da una rueda de prensa vistiendo la cazadora de la Policía.ALBERTO PIZZOLI (AFP)

En una ocasión el ex primer ministro italiano y líder del centroizquierda Matteo Renzi acusó —con poca elegancia, la verdad, porque estas cosas aún en el caso de ser ciertas nunca deben decirse— a sus rivales de la extrema derecha de la Liga de leer poco. Y aunque proliferen los políticos y famosos —al parecer, ahora se dice celebrities— que justifican desafiantes su escasez de lecturas, todavía quedan países donde el que te digan que no te acercas a un libro ni por equivocación sigue siendo una ofensa.

De modo que el líder de la Liga, Matteo Salvini, salió raudo a Twitter para defender el honor mancillado. En su mensaje utilizaba una etiqueta —al parecer, ahora se dice hashtag— que rezaba: “Yo leo más que Renzi”. Ojo; “yo leo” y no “nosotros leemos”. Ya se sabe; primero, el partido soy yo y a continuación, con suerte y un poco de tiempo, el Estado también soy yo. Junto al mensaje publicó las portadas de dos libros; Un mundo feliz, de Aldoux Huxley, y Sumisión, de Houellebecq.

Una respuesta contundente, sin duda, si no fuera por el pequeño detalle: Sumisión no se había publicado todavía. Siempre puede ser que Salvini en vez de contar una mentirijilla tratara de ser alguien que marca una tendencia —al parecer, ahora se dice influencer—, pero en cualquier caso la anécdota apunta al menos a una pequeña manía a exagerar del líder legista. Tendencia corroborada, entre otras, por frases como “el euro es un crimen contra la humanidad”, “en Bruselas son unos criminales” o “si un empleador debe evadir impuestos para sobrevivir es un héroe”.

Resulta que ya como viceprimer ministro de Italia, Salvini ha adoptado la curiosa costumbre de endosar el uniforme de determinadas unidades civiles y militares que va a visitar por su cargo de ministro del Interior. Si toca ver a los Carabinieri, se viste de carabinieri, si es la Policía, aparece con una cazadora oficial del cuerpo y si son bomberos, sucede lo mismo. Él asegura que utiliza esta vestimenta —al parecer, ahora se dice outfit— porque admira a esas fuerzas. Que quizá se esté saltando el artículo 498 del Código Penal italiano que prohíbe vestir estos uniformes sin la potestad correspondiente es otro pequeño detalle. Como lo del libro sin publicar. Parece que la lectura pendiente no era Sumisión, sino Mortadelo.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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