Huawei: ¿Caballo de Troya?
El caso de la ejecutiva de la compañía tecnológica trasciende los límites de la guerra comercial
Las circunstancias que rodean el arresto de la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, que incluyen acusaciones de espionaje cibernético, reúnen las condiciones dignas de una novela de intriga de Graham Greene, que en este caso, se desarrolla en un escenario dominado por la inteligencia artificial.
Meng Wanzhou, hija del fundador de la compañía, fue detenida en Vancouver bajo demanda de extradición de EE UU el pasado sábado, el mismo día en que los presidentes Trump y Xi se reunían en la cumbre del G20 en Argentina.
Para las autoridades chinas el suceso es un episodio más en la guerra comercial que pretende frenar el auge tecnológico del país. La segunda economía del mundo, que ha puesto en marcha el plan “Fabricado en China 2025”, ambiciona convertirse para entonces en una potencia global de innovación y dejar atrás el modelo de producción de mercancías baratas de baja calidad. Huawei, que ha adelantado a Apple en la venta de smartphones, se ha convertido en símbolo del éxito de esta transición, hasta el punto de que podría ayudar a China a desplazar a Silicon Valley.
Por otra parte, los países de la OCDE acusan a Pekín de dominar esta industria mediante prácticas predatorias que van desde el ciberrobo de información hasta la aplicación de medidas contrarias al espíritu de la Organización Mundial del Comercio, como exigir a las compañías extranjeras que quieren acceder al mercado chino compartir su propiedad intelectual. Condición esta última denunciada por la comisaria para el Comercio de la UE, para quien la cesión a China de estos conocimientos pone en juego la competitividad de las empresas europeas y la futura sostenibilidad de su mercado laboral.
Y finalmente, está la cuestión de la irrupción de la inteligencia artificial en la seguridad nacional. Existe el temor de que el Gobierno chino utilice a Huawei como caballo de Troya para infiltrarse en los sistemas informáticos. La nueva generación de tecnología telefónica 5G, que facilitará la conexión por internet objetos múltiples, presenta un riesgo añadido si los dispositivos que la utilizan son manipulados instalando “puertas traseras” que permitan saltar los controles de seguridad y acceder al funcionamiento de los sistemas. Aquí la integridad del fabricante, así como de la cadena de suministro, es una cuestión vital. En el hipotético caso de un conflicto armado entre ambos países, Pekín podría obligar a Huawei a introducir mecanismos de control para llevar a cabo actividades de espionaje, incluso realizar operaciones de sabotaje en enclaves militares estratégicos. Los países que no se impongan en los sistemas 5G, se encontrarán en una situación de vulnerabilidad.
El caso de la ejecutiva de Huawei trasciende los límites de la guerra comercial, y encarna la lucha que libran las dos potencias por posicionarse estratégicamente, y ejercer un liderazgo tecnológico, normativo, y económico.
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