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La nueva vida de Del Bosque, sin balón y sin bigote

Después de 45 años como seña de identidad, el exseleccionador de fútbol se afeita para una campaña publicitaria

Vicente del Bosque, en Madrid, este jueves.
Vicente del Bosque, en Madrid, este jueves.ULY MARTIN (EL PAÍS)
Maite Morate
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El bigote es para muchos un símbolo de poder, masculinidad, seguridad y confianza en uno mismo. Por eso, podría interpretarse que si un hombre se lo quita pierde su esencia y su autoridad. No es el caso de Vicente del Bosque que, aunque ha decidido afeitarse después de 45 años con esa seña de identidad, con su 1,84 de altura, su elegancia vistiendo y su educación y cercanía en el trato, sigue imponiendo como el que más.

Cuando hace unos días apareció sin bigote ante los medios, algunos apuntaron que se trataba de un acto solidario y que se podría haber unido al movimiento Movember, una campaña que consiste en dejarse bigote durante el mes de noviembre para concienciar sobre enfermedades masculinas, pero al revés: afeitándose para ello. Nada que ver. Del Bosque, de 67 años, luce ahora sin un pelo sobre el labio superior simplemente por una campaña publicitaria. “Me lo propusieron y me pareció algo gracioso y simpático”, explica el que fue uno de los seleccionadores de fútbol más queridos y bajo cuyo liderato, España ganó la Eurocopa 2012 y, dos años antes, consiguió su primer y único Mundial, en 2010.

Precisamente fue ese año, antes del gol de Andrés Iniesta, cuando alguien le retó a afeitarse su icónico bigote si España ganaba el campeonato, pero ahí Del Bosque no se lo pensó y rechazó la oferta. “Dije que no de manera muy seca, era una tontería”, recuerda. Ahora protagoniza la nueva campaña de Navidad de Pescanova, que busca poner en valor los bigotes con su producto estrella: los langostinos Rodolfos. “Me lo propusieron hace tiempo. Me lo pensé mucho, porque eran 45 años con bigote, pero me liaron y terminé accediendo”, cuenta.

El spot muestra vivencias con las que el seleccionador pierde su identidad con el afeitado del bigote: no le reconocen en su restaurante favorito, los taxis no se detienen frente a él y hasta su perro ladra sin cesar al verle llegar a casa. Del Bosque asegura que muchas de estas escenas han sido vividas en paralelo mientras las grababa. “Mi mujer no supo qué decirme al verme sin bigote. No me reconocía”, explica y añade que precisamente fue a su esposa, Trini López, a la primera que le consultó la idea de afeitarse con el fin publicitario. Ella le apoyó y por eso terminó aceptando, pero ya le ha dicho que cuando le vuelva a crecer, no se afeite. “Los que me quieren me ven bien con bigote o sin él. En casa al principio me miraban raro, pero se han acostumbrado”, explica el que también fue jugador y después entrenador del Real Madrid.

En casa es ahora donde más tiempo pasa. Desde que a mediados de 2016 se despidió del universo futbolístico, Del Bosque asegura que tiene más tiempo libre para él y para su familia. Reconoce que sigue el deporte en todos sus formatos, pero no lo echa de menos. “No tengo nostalgia”, dice. Hace un año que se convirtió en abuelo y no puede evitar ampliar su sonrisa cuando le preguntan por su nieto. “Está genial, es una faceta que me encanta y estamos muy ilusionados”, dice.

Compagina su vida familiar con sus compromisos profesionales, que no son pocos. Cuando no patrocina ningún evento publicitario, participa en charlas y conferencias donde habla sobre los valores y compromisos del deporte y, además, es embajador de diferentes causas solidarias, como de la Federación Española de Enfermedades Raras o de la Fundación Síndrome de Down, con quien ya tiene una cita el 4 de diciembre para celebrar el Día de las Personas con Discapacidad.

Vicente del Bosque, durante la presentación de la nueva campaña de Pescanova, este jueves en Madrid.
Vicente del Bosque, durante la presentación de la nueva campaña de Pescanova, este jueves en Madrid.ULY MARTIN (EL PAÍS)

Revuelo

A Del Bosque no le extraña todo el revuelo que ha surgido tras su afeitado, y recuerda que fuera de España siempre ha sido conocido como El Bigotón. El temple que durante años ha mostrado en el campo sale a relucir cuando, paciente, insiste en que es un gesto que no tiene mayor importancia. “No había encontrado nunca un motivo para quitármelo”, añade. Ahora, un mero motivo publicitario ha revolucionado a sus más fieles seguidores.

Con su participación en la campaña de esta empresa de alimentación, se descubre otra faceta hasta ahora desconocida del exseleccionador nacional: la interpretación. Del Bosque reconoce que nunca antes había “hecho de actor” y aunque admite que ha disfrutado en el largo rodaje, asevera que no le ha picado el gusanillo. No resulta raro que aceptara esta propuesta, porque a Del Bosque le cuesta mucho negarse a algo. Durante los minutos que dura la presentación de la campaña accede a participar en un programa de radio y hasta a fotografiarse en los baños del hotel. Su mirada sigue transmitiendo esa bondad que siempre le ha caracterizado y ese destello de timidez que ya no puede ocultar bajo la sombra de un poblado bigote.

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Sobre la firma

Maite Morate
Es redactora en Última Hora y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en el diario digital Redacción Médica y en la Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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