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Cómo educar a tu hijo en el uso seguro de la Red y así evitar el acoso

Una niña fue embaucada por un adulto a través de un chat y la raptó varios días. El acompañamiento y la comunicación con los padres, esenciales para evitar estos casos

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Carolina García
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Una niña fue liberada este pasado lunes tras llevar varios días raptada. Según la policía, la menor fue embaucada por un adulto a través de un chat de un videojuego. Una situación que entre los padres produce verdadero terror. Ellos deben saber que su labor educativa es crucial a la hora de proteger a sus hijos y, entre otras consecuencias terribles, evitar secuestros. En el caso citado, la chica de 13 años fue engañada por su captor durante días. El hombre consiguió que esta saliera de su casa y se subiera a su coche.

"En mi opinión, se trata de un delito tipificado llamado grooming", explica la psicóloga infantil Silvia Álava por teléfono. El grooming se define como una serie de conductas y acciones deliberadamente emprendidas por un adulto, a través de Internet, con el objetivo de ganarse la amistad de un menor de edad, creando una conexión emocional, rebajar las precauciones y poder o no abusar sexualmente de él. "Es nuestra responsabilidad como adultos educar a los menores en el uso seguro de la Red. Y hay un mensaje claro: igual que les enseñamos que no se habla con extraños en la calle, ese mensaje tiene que calar necesariamente también con el mundo virtual", añade la experta.

"La sociedad tiene asumido el acceso de los más pequeños a Internet y que este uso es libre. Pero ellos, cuando son pequeños, no reconocen la diferencia entre el bien y el mal. Y por ello, hay que retrasar el acceso a la Red lo máximo posible", asegura la educadora Cathérine L'Écuyer por teléfono. La autora de Educar en el asombro matizaba en un artículo publicado en EL PAÍS que: "La tecnología en una mente no preparada para usarla, difícilmente será neutra. Y menos si está diseñada para la adicción. Nuestros hijos son hijos de su tiempo, y es cierto que su tiempo no es el nuestro. Pero si deseamos lo mejor para ellos, no podemos dejar que sean esclavos de su tiempo; para ello, necesitamos leyes que no dejen a los padres fuera de juego". 

"Una niña de 13 años tal vez no está preparada, pero Internet está aquí", prosigue Álava. "Lo fundamental a la hora de la educación virtual es que el padre acompañe al menor en todo momento. Que al igual que le ha explicado que cuando el semáforo está rojo no puede cruzar, tampoco puede entrar a ciertos sitios web", continúa. "Esencial que no hablen con desconocidos. Está bien que chateen, pero con amigos", añade.

“Ahora los adolescentes quieren crecer muy rápido, el mundo, la forma de relacionarnos ha cambiado súbitamente, pero su desarrollo cognitivo y madurativo emocional no lo ha hecho a ese ritmo. Sin darnos cuenta, estamos siendo testigos de una sexualización de la infancia que hemos normalizado. Y no puede ser. El joven tiene que entender que su intimidad es suya", aclara la psicóloga.

Además, el menor no debe colgar ninguna información que apunte a su casa, o a su colegio, entre otros, "y por supuesto ni subir fotos que muestren información personal o comprometida, y el padre tiene la responsabilidad de explicarle por qué es peligroso. La comunicación y cómo se cree la relación de confianza con el menor es fundamental. Es necesario que los progenitores hablen con los niños sobre los posibles peligros reales de relacionarse en la Web como el acoso, el abuso o, incluso, el secuestro. Y además hacerlo lo antes posible", concluye.

La AEP añade, en su página web que, en caso de duda, los padres deben formarse e informarse para educar a sus hijos en un uso responsable. Recuerde, "sea un modelo para ellos; establezca normas y ponga límites".

Bulos sobre secuestros

A esto se debe añadir otra preocupación de los progenitores y de las fuerzas de seguridad: los bulos sobre secuestros que a veces llenan los chats de WhatsApp. La policía española ha alertado más de una vez que hay que tener cuidado con este tipo de contenidos. En un comunicado, aseguraban que "los padres estamos conectados todo el día mediante WhatsApp y recibimos todo tipo de mensajes. Debemos tener cuidado con los bulos o informaciones falsas que a menudo recibimos por este medio, chats o correos electrónicos. Hay que confirmar si esas informaciones provienen de una fuente oficial". "Además, puedes revisar los perfiles sociales de la Guardia Civil o la Policía Nacional donde suelen avisar de esta serie de hechos, que en caso de ser ciertos te ofrecerán información de interés", terminan.

Evitar sustos en la calle

  1. Es fundamental enseñar a los más pequeños a desconfiar de los extraños. Más vale que el niño pase por un maleducado por no contestar a un desconocido cuando está solo que tener un disgusto.
  2. Plantear ciertas normas, explícale por qué no puede hablar con desconocidos, ni aceptar golosinas, ni mucho menos subirse a un coche. Recuérdale que nunca debe acercarse a un adulto que no conoce sin tu permiso, especialmente si esa persona está en un vehículo. El 72% de los intentos de rapto, el secuestrador estaba en un vehículo.
  3. Los niños deben saber qué hacer en caso de un posible secuestro. Enséñales que si un desconocido se acerca a ellos e intenta llevárselos deben gritar o patalear para alertar a los demás.
  4. Ir al colegio con ellos, intentar siempre recogerlos dentro del perímetro escolar. Si va andando el menor enséñale puntos seguros en el recorrido.
  5. Hacer un mapa del barrio con sitios significativos a los que el niño puede volver si se distrae. No dejar a los niños solos en centros comerciales, cines, parques ni en el coche.
  6. Enseñarles que deben pedir permiso para ir a un sitio.
  7. Tener cuidado en cómo se etiqueta la ropa y material escolar, si su nombre se ve puede contribuir a que el secuestrador establezca una relación de confianza con él.

Fuente: *Policía de Madrid, Ministerio Justicia de EE UU

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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