“Estábamos literalmente en un concierto de Queen”
El actor madrileño Maxi Iglesias asiste al estreno mundial en Londres de ‘Bohemian Rhapsody’, la película de Queen, y alucina junto a 6.000 personas. Esta es su crónica para ICON
No soy especialista en música, ni crítico de cine. Tampoco historiador o guía de ciudades. Pero lo primero me encanta, lo segundo me permite contar cosas delante de las cámaras y entretenerme detrás de ellas como espectador cada semana… y lo tercero ya me gustaría, pero para acercarme intento viajar todo lo que puedo. Unirlo todo bajo un mismo paraguas y en el mismo día parece difícil, pero no imposible: la semana pasada asistí a la premiere mundial de la película Bohemian Rhapsody, que llega esta semana a los cines en España. Una película sobre un grupo que hace tiempo es leyenda (Queen) en la ciudad donde han surgido o se han creado tantos iconos (Londres).
'Somebody to Love'
"Jamás he visto/notado/sentido una sala (por llamar de alguna manera a un súper espacio como el Wembley Arena convertido en cine) así de entregada con una película"
La primera vez que viaje a Londres fue hace unos 8 años, y fue la primera vez que vi un musical. Hasta aquí todo muy típico, soy consciente. Lejos de las obvias y merecidas recomendaciones, elegí We will rock you. No imaginé que el género fuera capaz de fascinarme hasta el punto de llegar a participar en uno en Madrid, El guardaespaldas (mi personaje no tenía que cantar, evidentemente). Pero aquel día si lo hice, y aplaudí como no imaginaba dejándome llevar a veces por el modo “emoción grupal”, que para estas cosas funciona muy bien. Hasta aquí sigue siendo algo habitual. Pero hasta aquí.
Todo lo que pasó el martes 19 de octubre en el Wembley Arena de la capital inglesa y la película que vi es otra historia. Aquella red carpet, o más bien violet, giraba dos veces sobre si misma alrededor de todos los accesos, y había más focos sobre nosotros que en un concierto del Vicente Calderón. Claro, es un estreno mundial… pero de una película. ¿Cuántas salas había preparadas para la proyección? Cuesta creerlo pero solo una: allí estábamos más de 6.000 personas ante una pantalla que a saber cómo habían sido capaces los ingleses de meter allí.
'Now I'm here'
Ya sentados, palomitas en mano y hambrientos por ver de qué manera se podía plasmar en una película la formación de un grupo, Queen, liderado por alguien tan especial como tuvo que ser Freddie Mercury. Todo se crea de forma rápida y quizá demasiado fácil, con saltos en el tiempo muy importantes dentro del metraje. Ahora que se da tanto valor a cómo se crean las cosas y el tiempo que puede llevar conseguir sacar un proyecto adelante (en este caso la formación del grupo), esta cinta se esfuerza más en meter de lleno al espectador en que entienda el jaleo interior que supone a Freddie convertirse en Freddie Mercury. Si no conoces la historia del grupo pueda resultar superfluo, pero tampoco hay que tener toda la discografía del grupo en casa para entender una época que muestra visualmente de forma muy elegante.
'Ay Oh'
No me imagino cómo debe ser el casting para elegir al actor que de vida a una leyenda a quien todo el planeta pone voz, cara y gestos. Rami Malek, el elegido, nunca conoció en la vida real a la persona que interpreta. Pero veo la película y Malek es Mercury, o Mercury es Malek, ya no sabría distinguirlos. Malek se ha convertido en él. La envidia sana me corroe, lo reconozco… y aunque la película es él, el resto de la banda aporta valores de unión y compromiso a la historia de Queen llevando la trama con humor aliviando situaciones que más de uno pensará que no fueron tan llevaderas.
'Another one bites the dust'
Como actor, en estos años he asistido a muchas premieres de cine, teatro y televisión. Voy al cine cada semana, veo los conciertos que puedo y, a partir de aquel We will rock you, me he convertido en un fan de los musicales hasta el punto de participar en uno. Pero a lo que voy: jamás he visto/notado/sentido una sala (por llamar de alguna manera a un súper espacio como el Wembley Arena convertido en cine) así de entregada con una película sobre un grupo musical. Hasta los planos de los gatos de Mercury arracaban suspiros con facilidad, y había aplausos para todos. Quizá sea aquello de jugar en casa. Quizá no.
'Don't stop me now'
Y no hago spoiler si hablo algo sobre el broche final: casi 20 minutos seguidos que recrean un concierto real, que cabalgan a su antojo entre un ritmo endiablado y la emoción por igual, con lo que complicado que es lograr eso en ficción. Con el sonido excitantemente apabullante que había allí instalado, estábamos literalmente en un concierto de Queen. Más de 6.000 personas sumergidas en música filmada y reforzando ese placer previo con cada tema que va sonando a lo largo de la historia, y que te van poniendo cada vez más en situación hasta llegar a este clímax final, jugando con el espectador a crear una antesala de lo que está por llegar. Y llega pero bien. Y con uno dentro.
Todos conocemos esos temas y quizá ahí esté el éxito de por vida.
The show must go on
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